Olevm infirmorvm. Chrisma
medicorvm (erit omnis divisa in partes dos).
A propósito de ganar el pan con el
sudor de tu frente, sanitaria en este caso.
Nunca debieron los médicos haber
permitido dejar de ser, como naturalmente lo son, profesionales liberales,
absortos como estaban muchos en medio de los cantos de sirena del mesianismo
social que prometía una sociedad feliz después de haber acabado con todas sus
injusticias y todos sus problemas –los del individuo ya son harina de otro
costal- mediante la igualdad impuesta o igualitarismo; imbuidos como siguen
estando tantos galenos por el pensamiento “Alicia” del buenismo más
infantiloide; acomodados, en fin, mayoritariamente también a la cobarde “dame
pan y dime tonto” y a la irresponsable “y que salga el sol por Antequera”,
siniestras consignas para acallar los gritos de las conciencias de los
remordimientos por la mala praxis o para sestear muellemente en la falta de
competitividad y control por el paciente que proporciona este siniestro sistema
estatalizador que hace al médico un mero empleado público a sueldo. Habiéndoles
hecho pensar -y como han llegado a creer gran número de ellos- en la ilicitud
de ganar honradamente el sustento con su profesión, incluso tener una vida
acomodada económicamente digna de su posición intelectual y profesional, de
arte y de praxis tan complicadas y de tanta responsabilidad, por haber seguido
acomplejada y acríticamente las consignas del marxismo, que en su materialista
ceguera de la suma cero –uno tiene porque a otro se lo quita- donde siempre se
es explotador o explotado, dejaba al médico como un simple aprovechado de la
enfermedad de los pacientes y la desgracia de los seres humanos, cuestionando honorarios.
Es urgente renunciar a la función y
al empleo público. El médico es un profesional liberal, colegiado
voluntariamente, su profesión debe estar controlada por los propios colegas, y
su arte y su praxis por los propios pacientes directamente, es decir, mediante el pago
de honorarios profesionales, bien en metálico –y que luego que devuelva el
Fisco- bien mediante talón de compañía de seguros privada o de la sanidad
estatal.
Es el paciente el que debe controlar
la actividad del médico -como la del tendero de la esquina o la de unos grandes
almacenes-, mediante el pago directo de honorarios por la prestación de un
servicio, por el intercambio de servicios por mutuo interés y acuerdo. Y
viceversa: el médico podría controlar a su clientela, quedando inactivados los
motivos de descontento que crea la imposición de un determinado médico o de un
paciente en particular.
La famosa Sanidad estatal de Alemania tan cacareada por tanto "socialdemócrata" o "democratacristiano" de alma intervencionista -heredera del conservadurismo paternalista del final del Ochocientos- así funciona: seguro de salud, privado –aunque muy intervenido estatalmente, sí- y
obligatorio. De momento, el contribuyente alemán se quita de encima la pesada y
onerosa carga de la despilfarradora gestión estatal de centros y personal
sanitaros. Austria y Suiza: también, seguro obligatorio privado. Francia, otro ejemplo: el
Estado te da una concesión para abrir consulta de medicina o enfermería en
atención primaria –como una farmacia en España- con lo cual el ciudadano francés no tiene por qué hacerse cargo del dispendio y el derroche de mantener
ambulatorios y consultorios. Y así otros mil ejemplos más de Sanidad estatal que no
pública, como torticeramente se intenta que la llamemos: un consultorio privado
es público y necesita de licencias para abrir y desarrollar su actividad; el
salón de mi casa, no, porque sí, ese sí que es privado. Ejemplos de otros
países occidentales mucho más racionales y menos gravosos, pero sobre los
cuales nos han secuestrado la información en estos tenebrosos años de
socialismo de todos los partidos –pero unos más que otros- y manipulación de la opinión pública por unos medios de comunicación repugnantes sicarios del statv qvo sobre la quiebra del sistema de libertades de 1978. En relación a las patrañas
que se han vertido de la Sanidad en USA es para escribir un capítulo aparte, y
el que se las haya creído es que es totalmente bobo o realmente una mente
miserable porque apestan a trola de lejos: el país –el primero del mundo en
nacer como una democracia; el único, con el Reino Unido, que no ha sufrido
bandazos o veleidades liberticidas a la “europea” del pasado siglo: socialismo versiones a lo bestia, bien comunista bien nazionalista, o versiones del buen rollito tipo Estado del bienestar o, más exactamente, bienestar del Estado-, país, decimos, donde más se subsidia, la
sociedad más subsidiadora, entre paréntesis porque son o eran ricos, con una gente (people) de lo más solidaria pues para eso fueron de frontera y colonización que
imprime carácter, y te cuentan que la gente se muere en la calle. Es para
mondarse de risa. Cómo manipulan al personal los progresiacos. La Sanidad
norteamericana es en gran medida pública, aunque coexiste sin “problemas” con
la privada, bastante ineficiente y totalmente ruinosa, por otra parte –como
todo lo “público" o estatal- y más que será con las medidas que pretenden tomar
esos lobos intervencionistas con piel de corderos en que han devenido los que
se denominan “demócratas” o, entre ellos, “liberals”, que es para seguir
mondándose por no llorar. Mucho nos queda a los “libertarians” por promocionar
los Derechos del individuo y preservar
la, ay, frágil pero hermosísima Libertad.
Por una sanidad lucrativa.
(2012). Privatización. Juan Ramón Rallo. Libertad Digital. 5-12-2012.
“De cajón, pero no apto para un país
de merluzos con el encéfalo triturado por el marxismo, el sentimentalismo a
flor de piel, un buenismo hipócrita y comodón, unos chorritos, en fin, de la
peor Doctrina Social de la Iglesia perivaticanista. Pero no hay otro camino.”
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