No por mucha madrugá te parece tan cansado
Fotografía: Áureo Sanz Ruiz
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Respuestas en una diatriba a
propósito de la mención en un grupo cofradiero de la red de una retahíla de
compositores de marchas procesionales de la penúltima hornada y del “gusto”
musical “cofrade” hodierno, en comparación –no sé si odiosa- tan sólo con la
sublime “Sevilla cofradiera” del genial Gámez. Al final, para ir terminando con
unos comentarios sobre su ejemplo más prístino, madrugador y acabado, madre de
todos los desmadres que oímos en los Días Santos una calle sí y la otra,
también. Todo, cómo no, salpicado con las contestaciones a los “argumentos” de
la moderna dialéctica al uso, preñada de los más garrulos sofismas y lugares
comunes tan caros al pensamiento único y lo políticamente correcto de la gente
progresiaca que padecemos –tan gárrula, por otra parte, como insustancial, a
más de cómicamente engreída de la puesta en escena que hace de las tres ideas
preconcebidas y mal aprendidas que maneja-. Maneras de argumentar, ay, que se
han contaminado hasta los pobres acomplejados de la acera contraria.
“Sevilla cofradiera” (1972).
Pedro Gámez Laserna.
Banda de Música Sinfónica
Municipal de Sevilla.
“Es que los que Vd. mienta son
genuinos representantes de la Sevilla “cofrade”. Nunca podrán componer algo tan
sublime como esta pieza que aquí se trae a colación –o cualquiera otra de las
suyas- del genial Don Pedro Gámez Laserna: lo más grande en marcha procesional,
con permiso de los inmensos Manolos, Font de Anta y López Farfán. Además, estos
prendas la habrían titulado “Sevilla cofrade” o “Sevilla del Guadalquivir” o “A
ti… Sevilla” o “La Sevillaná” o “Carmesí y Oro” o yo qué sé. Ahora bien que,
con su permiso, haría un distingo con el apartado de pacololadas y el de caínadas,
como máximos exponentes de la degradación de la marcha en Sevilla.”
Un despistado que decía que bueno,
sí, que había mucha marcha mala pero que por lo menos modernamente se había
compuesto alguna buena, como “La Alatristá’”, marcha que le priva,
evidentemente, y a la que reputa como excelente y modelo acabado de tal género
de música procesional.
“Precisamente por "La
Madrugá". Horrorosa hasta en el título. De una bajísima calidad artística.
Con una pretenciosidad ridícula, en plan como solemne y que al final queda como
la música de una película mala de miedo de serie B. Y más aún en comparación
con no ésta o aquélla, una u otra, sino con la lista de grandes marchas
sevillanas y de otros lugares, compuestas por el elenco de maestros españoles
del género que sin querer se te viene a la cabeza en sucesión interminable.
Propia, desde luego, para agradar en los tiempos ramplones, chabacanos y
comerciales que corren. Lo de elevarla a obra cumbre tiene delito, aunque sea
p’a jartarse de reír.”
“Bueno, y para no acordarnos de la
santa madre de algunos ¿por qué no toma la gente como icónica de marcha “de
ambiente” este marchón de Font padre, gran compositor y eximio instrumentador
que arregló para banda “Virgen del Valle” y todas las partituras procesionales
de su hijo Manuel y “Resignación” (“Victoria Dollrosa”) de José?
”A la memoria de mi padre”
(1899). Manuel Font y Fernández De La Herranz.
Fotografía: Lucía Mas Canalda
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Otro con guasa que me recordaba las
tenebrosas recogidas en El Salvador los Domingos de Ramos, a ver si nos
encogíamos o reculábamos por Amor, con mayúscula evidentemente.
“Lo de la Archicofradía del Amor, de
la que soy el último de sus hermanos, tiene delito pues posee para la bellísima
Dolorosa del Socorro la que algunos consideran la mejor marcha de Gámez (y aquí
sí que se puede decir que para gustos, colores o marchas de Gámez). Atención
cómo en el tema de entrada se va repitiendo la misma frase en la que van
entrando diferentes instrumentos a diferentes voces. El solemne tema central.
El picado o fuerte de bajos maravilloso y elegantísimo con cornetas (antes que
el picado o staccato con cornetas de la preciosa “Virgen de Montserrat” de Don
Pedro Morales Muñoz). Y por último el melancólico y dulcísimo trío, propio para
ir subiendo por la “rampla” esa maravilla “pesona” y “culona” que es el paso de
palio del Socorro, antes de que suene la “Marcha Real” sin solución de
continuidad tras el último acorde. Eso sería estética y gusto. Y no el horror
de ahora con la “Alatristá’”.”
“Nuestra Señora del Socorro”
(1964). Pedro Gámez Laserna.
Banda de Música, Cornetas y
Tambores “Nuestrra Señora de la Victoria” (“Las Cigarreras”) de Sevilla.
“Pero es que además tenemos esta maravilla
de Don Pedro Morales que no estaría nada mal para embocar la plaza del Salvador
desde Álvarez Quintero. Sí, es cierto que el repertorio ha mejorado
grandísimamente estos últimos años, pero… Antes la cainada era en la plaza
“Virgen de los Reyes”.”
“Amor y Socorro” (1994). Pedro
Morales Muñoz.
Banda de Música, Cornetas y
Tambores “Nuestra Señora del Valle” de Burguillos.
“Y para mayor inri -no tan bonito
como el que remata la cruz del Amor Crucificado (Don Antonio Rodríguez Buzón
dixit)- tenemos una marcha de Don Manuel
López Farfán. Tan elegante y genial como todo lo suyo. De emoción y repeluco:
una plegaria musical sentida y exquisita para una de las imágenes cumbres del
Arte de todos los tiempos y, por supuesto, de los Crucificados, con permiso de
la del de la Clemencia de Montañés. Pero, nada, gustos y colores.”
Al Santísimo Cristo del Amor
(1907). Manuel López Farfán.
Fotografía: Áureo Sanz Ruiz |
El mismo despistado que ponía como
argumento de autoridad que en los repertorios de cofradías “serias” se
interpretaba la cainada.
“Al repertorio de Amargura (sosísimo)
o Valle (tristísimo, musicalmente hablando) me remito. Y señeras sí que son
señeras –mucho, muchísimo- estas cofradías, pero el sentido de la estética pues
como que bajeando, en este campo de la música procesional, así como en otros
relacionados con el Arte cofradiero –y si no fíjese en los espantosos faldones
que para la Virgen del Rosario estrenó la cofradía de la Macarena que siempre
ha sido un portento de arte y finura, pues sólo su carita inspira o inspiraba a
cualquier artista, desde poetas a bordadores u orfebres-.”
Fotografía: Áureo Sanz Ruiz
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Sin desmallo, después de poner sobre
la mesa el manido, mendaz, paleto y perverso “para gustos, colores”, echar mano
del repertorio del “folclore negro”, no tiene otra que espetar que qué pasaba,
que si nos creíamos catedráticos.
“Catedrático, no, ni hablar. Pero
muchas, muchísimas horas de audición de marchas procesionales, música clásica o
culta (desde religiosa o profana a militar), popular española (desde zarzuela a
flamenco, pasando por pasodoble y copla) o jazz, sí que tengo; y créame que no
son malos palos. Y además mis primeras, intermedias y últimas opiniones de
humilde aficionado coinciden casi milimétricamente con la de cualquier experto,
lo que pasa es que ellos razonan mucho mejor que yo técnica y artísticamente el
aserto de la baja calidad musical del mentado afamando compositor. Tan afamado
como Manolo Escobar o Los Chichos en su época, sea dicho con todos los
respetos.”
Comprobando que no había arreglo para
la cosa.
“A ti los desterrados, Hijos de Eva,
gimiendo y llorando en este Valle de Lágrimas de Sevilla. Ea, pues, Señora,
Abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos maravillosos, cautivadores y
misericordiosos, y que nuestros oídos no vuelvan a oír otro de las frutos de
nuestro hermanito Caín.”
Fotografía: Áureo Sanz Ruiz |
Una nueva llamada de Socorro con
mucho Amor.
“Por tener hasta nuestra marvizonada
tenemos y no exenta de cierto gusto y calidad. Amor es mucho Amor.”
Amor (2007). Manuel Marvizón
Carvallo
Un postrer recuerdo a los grandes.
“Los Font, Gómez Zarzuela, Farfán,
Peralto, Borrego, Patión, Braña, Gámez, Morales… y Beigbeder. Sublime: la
esencia musical de la marcha."
“Amargura” (1949). Germán Álvarez
Beigbeder.
Orquesta Sinfónica de Málaga.
Dirección: José María Álvarez-Beigbeder a: “David Beigbeder”.
Fotografía: Áureo Sanz Ruiz |
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