Respuestas a propósito de un vídeo
colgado durante 2013 en un grupo de amigos cofradieros de la red en el que,
recordando la próxima coronación de la Virgen de la Esperanza de la Yedra de
Jerez de la Frontera, mostraba a su paso de palio, a los sones de “Virgen de la
Paz” del eximio Pedro Morales Muñoz, acercándose a la Rotonda de los Casinos,
comienzo -a modo de celebérrima “La Campana” hispalense y de la que poseyó ha
poco mucho de su secreto estético- de la maltratada, explotada y prostituida antigua
señera Carrera Oficial durante su anual estación de penitencia en la Madrugada
del Viernes Santo a la antigua Colegial de San Salvador. A la encomiástica
alabanza que de la marcha hizo un amigo.
“Y la loca que lo sucedió con la
batuta proclamando a los cuatro vientos que las marchas con cornetas eran de
baja calidad. Así, por las buenas: “Las marchas con cornetas…”. Y se quedaba
tan pancho, como diciendo: “Aquí estoy yo, y es una mierda mu’ gorda todo lo
anterior. Porque yo soy el músico más grande de la historia de la marcha
procesional”. ¡Y tuh mulah to’ah, por si acaso también, sentrañah míah!
A ver si encuentro la entrevista en
el “ABC” allá por 1984, recién llegadito y sin aún fama “cofrade”, ahora que
estoy recomponiendo mis archivos cofradieros, la escaneo y la cuelgo. Era como
la cabra –en pogre, mo’esno y rompedor- del Regimiento pero en vez de al frente
de la escuadra de gastadores, con la música. ¡Qué jeta! Y él venga a componer
bodrios, desde la dedicada a los costaleros hasta la última, como churros, como
una churrera. No, no: como una churretera.
Es que cuando estaba leyendo la
entrevista me empecé a suponer lo peor, porque los huelo a leguas –y eso que
tenía casi treinta años menos-. Ahora bien, que nunca me pude imaginar que
llegara a tanto: marchas como churros; malas y ramplonas –una especie de
Georgie Dann de la Cuaresma-; grabaciones anuales a tutti plain (tutiplén,
joe); plagiador como pocos, recortando y pegando más o menos explícitamente;
con un gusto musical y una inspiración pésimos; las marchas de sus antecesores
proscritas –las grabó poquísimo y ya muy tarde: cuando quiso resucitar a los
Font, como si les hiciese alguna falta, y se vio entrar de golpe toda la
cornetería de Farfán y seguidores; de mala gana las interpretaba: pero a ver
quién era el guapo que no le tocaba a la Macarena o a la misma Paz, por
ejemplo, la suya-.
Dicen que el tiempo pone a cada uno en su
sitio. Bueno. Y en este caso parece claro. Pero ¿y la cantidad de años de
Semana Santa en los que nos ha maltratado los oídos? ¿Y la cantidad de momentos
que pudieron haber sido sublimes y nos secuestró la estética musical, la
belleza plena del momento semejante bazofia como la que componía?”
“Esta versión la cuelgo porque se
aprecia muy bien el acompañamiento de cornetas. ¡Qué difícil instrumentar
cornetas para banda completa! ¡Qué pocos lo han conseguido con auténtica
belleza! El mejor: Don Pedro Morales, sin duda…”
“¡Ay, que me vienen a la cabeza los
compases iniciales de “Estrella Sublime”!”
“¡Y las cornetas en “La Esperanza de
Triana”! Manolo Farfán, hijo, que al final siempre tienes que aparecer. ¡Qué
genio!”
“Las cornetas tras las estrofas de violín. De ensueño.”
“Mi dilecto Gámez. Aquí se observa
clarísimamente la dificultad de armonizar la corneta instrumentando el
acompañamiento para una marcha de banda completa. Don Pedro lo resuelve de
forma magistral y, como siempre en él, elegantísimamente. “El Puccini de la
música procesional” como me lo definió certeramente un Martes Santo al paso de
los Dolores de El Cerro por la plaza del Triunfo camino de La Campana un
pariente aficionado al Bel canto.”
“En concierto. Sobrecogedora.”
“Y uno que parece que no componía
para estilo “con cornetas”. Aunque quiero ver la mano de Gámez. Lo consultaré:
a ver si es de Gámez la instrumentación. Parece ser que la única que
instrumento don Antonio Pantión fue “Jesús de las Penas”.”
“Se oyen divinamente las cornetas
si no fuera por los alcachoferos del Canal Sur. Y las de la “Marcha Real”, de
repeluco y emoción.”
“Y otra vez la corneta para banda por
excelencia: la que instrumenta magistralmente Don Pedro Morales. En particular
para esta marcha dedicada a la Virgen de los Ángeles de Los Negros.”
“Y cómo al final se aprecia la
diferencia en la sonoridad con la trompeta –que pretende imitar una corneta-
durante los acordes de la primera parte en piano del trío.”
“Este auténtico genio llegó a
instrumentar cornetas hasta para el staccato o picado, como se aprecia en esta
temprana marcha de 1970. Acompañamiento de corneta para el brevísimo tema
inicial: normal. Cornetas que callan durante el tema central –raro en una
marcha de esta estructura o tipología- para reaparecer –y esto es lo
extraordinario- anunciando el comienzo y acompañar esplendorosas el sublime
fuerte de bajos, staccato o picado central de tan maravillosa marcha. Además,
posteriormente, un nuevo deleite ya sin la corneta: las exquisitas cortas
frases de enlace entre el tema central y el sublime trío final.”
“En otro orden de cosas: la “Marcha
Real” plastificada de Tejera para echarla a los leones.”
“Otro acompañamiento espléndido de
cornetas. Pero lo que más me gusta de esta marcha: el maravilloso enlace con
estrofas en forma de sutilísima saeta, del tema central con el trío.”
“Y, sí, claro, no lo niego: es que se
me cae la baba con esta Niña del barrio, de San Lorenzo. “Al cielo con Ella”.
Ese año con alguien especial de pertiguero. Y el fautor de sus días pegando
banderazos con la Trinitaria en el tercer tramo del Cristo, perdiéndose esto.
¡Hay gente pa’ t’o!"