jueves, 11 de septiembre de 2014

De Marcha Procesional con... Cornetas.









          Respuestas a propósito de un vídeo colgado durante 2013 en un grupo de amigos cofradieros de la red en el que, recordando la próxima coronación de la Virgen de la Esperanza de la Yedra de Jerez de la Frontera, mostraba a su paso de palio, a los sones de “Virgen de la Paz” del eximio Pedro Morales Muñoz, acercándose a la Rotonda de los Casinos, comienzo -a modo de celebérrima “La Campana” hispalense y de la que poseyó ha poco mucho de su secreto estético- de la maltratada, explotada y prostituida antigua señera Carrera Oficial durante su anual estación de penitencia en la Madrugada del Viernes Santo a la antigua Colegial de San Salvador. A la encomiástica alabanza que de la marcha hizo un amigo.










          “Y la loca que lo sucedió con la batuta proclamando a los cuatro vientos que las marchas con cornetas eran de baja calidad. Así, por las buenas: “Las marchas con cornetas…”. Y se quedaba tan pancho, como diciendo: “Aquí estoy yo, y es una mierda mu’ gorda todo lo anterior. Porque yo soy el músico más grande de la historia de la marcha procesional”. ¡Y tuh mulah to’ah, por si acaso también, sentrañah míah!

          A ver si encuentro la entrevista en el “ABC” allá por 1984, recién llegadito y sin aún fama “cofrade”, ahora que estoy recomponiendo mis archivos cofradieros, la escaneo y la cuelgo. Era como la cabra –en pogre, mo’esno y rompedor- del Regimiento pero en vez de al frente de la escuadra de gastadores, con la música. ¡Qué jeta! Y él venga a componer bodrios, desde la dedicada a los costaleros hasta la última, como churros, como una churrera. No, no: como una churretera.

          Es que cuando estaba leyendo la entrevista me empecé a suponer lo peor, porque los huelo a leguas –y eso que tenía casi treinta años menos-. Ahora bien, que nunca me pude imaginar que llegara a tanto: marchas como churros; malas y ramplonas –una especie de Georgie Dann de la Cuaresma-; grabaciones anuales a tutti plain (tutiplén, joe); plagiador como pocos, recortando y pegando más o menos explícitamente; con un gusto musical y una inspiración pésimos; las marchas de sus antecesores proscritas –las grabó poquísimo y ya muy tarde: cuando quiso resucitar a los Font, como si les hiciese alguna falta, y se vio entrar de golpe toda la cornetería de Farfán y seguidores; de mala gana las interpretaba: pero a ver quién era el guapo que no le tocaba a la Macarena o a la misma Paz, por ejemplo, la suya-.

          Dicen que el tiempo pone a cada uno en su sitio. Bueno. Y en este caso parece claro. Pero ¿y la cantidad de años de Semana Santa en los que nos ha maltratado los oídos? ¿Y la cantidad de momentos que pudieron haber sido sublimes y nos secuestró la estética musical, la belleza plena del momento semejante bazofia como la que componía?”










          “Esta versión la cuelgo porque se aprecia muy bien el acompañamiento de cornetas. ¡Qué difícil instrumentar cornetas para banda completa! ¡Qué pocos lo han conseguido con auténtica belleza! El mejor: Don Pedro Morales, sin duda…”








          “¡Ay, que me vienen a la cabeza los compases iniciales de “Estrella Sublime”!”










          “¡Y las cornetas en “La Esperanza de Triana”! Manolo Farfán, hijo, que al final siempre tienes que aparecer. ¡Qué genio!”









          “Las cornetas tras las estrofas de violín. De ensueño.”








          “Mi dilecto Gámez. Aquí se observa clarísimamente la dificultad de armonizar la corneta instrumentando el acompañamiento para una marcha de banda completa. Don Pedro lo resuelve de forma magistral y, como siempre en él, elegantísimamente. “El Puccini de la música procesional” como me lo definió certeramente un Martes Santo al paso de los Dolores de El Cerro por la plaza del Triunfo camino de La Campana un pariente aficionado al Bel canto.”





          “En concierto. Sobrecogedora.”









          “Y uno que parece que no componía para estilo “con cornetas”. Aunque quiero ver la mano de Gámez. Lo consultaré: a ver si es de Gámez la instrumentación. Parece ser que la única que instrumento don Antonio Pantión fue “Jesús de las Penas”.”









          “Se oyen divinamente las cornetas si no fuera por los alcachoferos del Canal Sur. Y las de la “Marcha Real”, de repeluco y emoción.”








          “Y otra vez la corneta para banda por excelencia: la que instrumenta magistralmente Don Pedro Morales. En particular para esta marcha dedicada a la Virgen de los Ángeles de Los Negros.”









          “Y cómo al final se aprecia la diferencia en la sonoridad con la trompeta –que pretende imitar una corneta- durante los acordes de la primera parte en piano del trío.”








          “Este auténtico genio llegó a instrumentar cornetas hasta para el staccato o picado, como se aprecia en esta temprana marcha de 1970. Acompañamiento de corneta para el brevísimo tema inicial: normal. Cornetas que callan durante el tema central –raro en una marcha de esta estructura o tipología- para reaparecer –y esto es lo extraordinario- anunciando el comienzo y acompañar esplendorosas el sublime fuerte de bajos, staccato o picado central de tan maravillosa marcha. Además, posteriormente, un nuevo deleite ya sin la corneta: las exquisitas cortas frases de enlace entre el tema central y el sublime trío final.”









          “En otro orden de cosas: la “Marcha Real” plastificada de Tejera para echarla a los leones.”








          “Otro acompañamiento espléndido de cornetas. Pero lo que más me gusta de esta marcha: el maravilloso enlace con estrofas en forma de sutilísima saeta, del tema central con el trío.”









          “Y, sí, claro, no lo niego: es que se me cae la baba con esta Niña del barrio, de San Lorenzo. “Al cielo con Ella”. Ese año con alguien especial de pertiguero. Y el fautor de sus días pegando banderazos con la Trinitaria en el tercer tramo del Cristo, perdiéndose esto. ¡Hay gente pa’ t’o!"








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