La penúltima gran expresión pública
de lo “cofrade”: cainismo miarma.
“Y todo esto delante de La que hace
que se me paren los pulsos y se me entrecorte la respiración nada más asomarme
por el cancel de la Basílica: La Madre de Dios. A la que no puedo sostener la
mirada todavía, después de tantos años, porque contemplando su Belleza
empequeñezco como un ser vulgar y pecador indigno del Gozo, el de tenerla en la
Tierra y el de la Gracia de su Hijo con la que por su intercesión tengo la Esperanza
de alcanzar la Gloria algún día. Que así sea.
Me iba yo a preocupar de los
resultados de no sé qué de elecciones teniendo su Carita Divina delante para
embelesarme, gozar y rezar. Y la panda de bajunos ésta, aplaudiendo, jaleando
-incluso pitando al más puro y vulgar estilo yanqui- y manoteándose a palmadas
como salvajes en Su presencia y, lo que es más grave, en la Casa del Señor, en
este caso bajo la devotísima advocación de su Sentencia de Muerte. ¿Es que nadie
pensó en poder perturbar el Sueño del Divino Niño que duerme en el regazo de la
Virgen del Santo Rosario? ¡Qué espectáculo más lamentable! ¿Aplausos? ¿Es que
no eran hijos de la misma Señora los de la candidatura minoritaria?
Bien que este tipo de comportamiento se
intuía desde que en las iglesias durante los conciertos y otros actos no
estrictamente litúrgicos se permitió y no se censuró el aplaudir como si fuera
un teatro o cualquier sala de espectáculos. Ahora, un templo cristiano lo vemos
convertido en un palacio de congresos de tantos o una sede de partido más durante
una noche electoral.
- Hijo, Sanz, cómo eres, y cómo
te pones, siempre igual. ¿Qué importancia tiene que se aplauda, aunque sea esto
una iglesia, si es un concierto -que no es misa ni nada de eso- lo que se da?
¿Es malo a lo mejor?
Malo, no. Malísimo, Señora. Y a los
hechos y consecuencias me remito. ¿Ve Vd. lo que pasa cuando no se sabe bien
dónde tiene uno los pies y en qué están pisando? Sagrado, Señora, pisando sobre
sagrado, moño. ¿Lo entiende?
Respuestas a propósito de un vídeo
colgado en un grupo de amigos capillitas de la red donde se mostraba la
secuencia de la proclamación de los resultados de las elecciones celebradas el
10 de Noviembre del pasado próximo año de 2013 por la Real, Ilustre y Fervorosa
Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Señora del Santo Rosario,
Sentencia de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Esperanza
Macarena en su Basílica Menor de Santa María de la Esperanza. Pero, sobre
todo, donde se hacía patente la
respuesta de una horda de impresentables zafios y mentecatos, que como una
jauría de hienas ululaba la victoria de su candidatura preferida, profanaba
irreverentemente con sus chillidos estentóreos, vulgares expresiones y
actitudes incalificables un lugar sagrado, además de situar a sus hermanos
rivales de la otra candidatura, la perdedora, a la altura de enemigos dignos de
un tal odio capaz de generar semejantes manifestaciones de “alegría” de una
bajeza e indignidad intolerables por vulgares, ayunas de cualquier atisbo del
más mínimo grado de cortesía y carentes del más ligero retazo de la urbanidad
requerida en tales ocasiones, amén de impropias de gente cristiana.
Sirva como botón de muestra de la
degradación del momento cofradiero que vivimos y que englobaría a casi todo lo
que, con horrenda expresión, se denomina mundo “cofrade”, que no representa
sino la decadencia en las formas de las Cofradías de Sevilla, evidentemente por
una falta escalofriante de fondo: tanto religioso –las creencias con sus mínimos rudimentos teológicosy doctrinales: la Fe- como
cultural –ausencia de conocimiento de los porqués en las formas, así como
carencia de principios de educación elementales que llevar a la práctica y desconocimiento
supino de cualesquiera normas de urbanidad imprescindibles para la convivencia
no ya cortés y refinada sino pacífica y cordial.
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