En la conmemoración del octagésimo
quinto aniversario de su coronación canónica (24-11-1929) unos comentarios a
propósito de la imagen de Santa María de la Antigua de la Catedral de Sevilla.
Portada lateral de la capilla de Santa María de la Antigua. Catedral de Sevilla. |
"Efectivamente, no hubo en Sevilla
durante los siglos XV y XVI advocación más importante, conocida y afamada que
ésta de Santa María de la Antigua, cuyo Bendito Simulacro se venera en su
capilla propia del lado de la Epístola –la primera hacia los pies del templo
conforme se entra por la Puerta de San Cristóbal, vulgo del Príncipe, que es la
del brazo sur del crucero- de la Santa, Metropolitana y Patriarcal Iglesia
Mayor de Santa María, Catedral de la Sede Hispalense. Capilla que por su altura
destaca y rompe la uniformidad retardataria –un gótico muy clásico para cuando
se construyó, todo el Cuatrocientos, más propio de épocas anteriores por lo
sobrio y regular en planta y alzado- de la gigantesca mole –“fagamos una obra
tal que los que vinieren nos tengan por locos”- que el Cabildo Eclesiástico
construyó como primer templo sevillano sobre la mezquita aljama almohade, en
ruinas tras el terremoto de 1355, realmente devastador y que dio buena cuenta de
todas las mezquitas que, purificadas convenientemente y consagradas, sirvieron
de primeras iglesias parroquiales de las collaciones intramuros tras la
reconquista.
Esta pintura al fresco se encontraba
sobre uno de los pilares de dicha mezquita mayor. Entra en el terreno de lo
legendario su origen visigodo, periodo en que la basílica –romana en origen- se
encontraba en el foro nuevo, es decir, debajo de la actual Colegial del
Salvador –el foro antiguo se situaba entre las calles Estrella y Mármoles-. Por
tanto, también son leyenda los repetidos intentos por acabar con tan devota
imagen de la Virgen por parte de los musulmanes, que se la encontrarían ni más
ni menos que en el propio interior de su templo mayor. Desgraciadamente, ay, es
pues fabuloso el que durante el cerco de Sevilla (1247-1248) por las tropas
castellanoleonesas, el Rey Fernando III El Santo, camuflado y de incógnito,
entrara en Sevilla y su mezquita aljama para venerar a la milagrosa imagen, así
como el episodio de la escaramuza a que dio lugar su descubrimiento por los
moros al intentar salir.
Traslado del muro con el fresco de Santa María de la Antigua a su actual emplazamiento. |
Lo que entra dentro del terreno de la
más absoluta realidad y es un hecho documentado directa e indirectamente, son
los ímprobos esfuerzos y arduos trabajos que costó trasladar la singular
pintura desde su primitivo emplazamiento hasta el en que la contemplamos en la
actualidad. Admirable obra de ingeniería y arquitectura de la época, verdaderamente increíble -trasladar un trozo de muro sin alteración del
fresco-, sobre todo contemplando cómo se caen a trozos y el mal envejecer que
tienen la mayoría de obras actuales, y al atentado micótico de la Encarnación,
tan sumamente estrambótico, me remito.
Capa de la coronación del César Carlos, V Emperador y Rey de Romanos, I de España de los de este nombre, en Aquisgrán (23-10-1520). Catedral de Sevilla. |
Muy devotos de tan bella imagen
fueron, entre otros, el Almirante de la Mar Océana, Don Cristóbal Colón –que
mentó de Santa María de la Antigua algunos lugares y ciudades del Nuevo Mundo
que descubrió- y, no digamos, el César Carlos, que se casó en la Catedral con
su prima, la bellísima Isabel de Portugal –belleza que inmortalizaron los
pinceles de El Tiziano- y oró ante ella en repetidas ocasiones. Tal era su
devoción que tuvo a bien ingresar como hermano en una cofradía que, bajo la
advocación de tan Celestial Señora de la Antigua, radicaba en el Real Convento
del Señor San Pablo, del Orden de Predicadores (dominicos), siendo actualmente
su iglesia, parroquial de Santa María Magdalena. Andando el tiempo esta
hermandad se fusionó con la de penitencia de Jesús Nazareno y Siete Dolores y
Compasión de Nuestra Señora, labrando más tarde capilla exenta en el compás de
dicho cenobio dominicano, encargándose de las obras los afamados maestros
Leonardo y Ambrosio de Figueroa, genuinos representantes de la mejor
Arquitectura del Barroco en Sevilla. Es esta capilla la que actualmente ocupa la
Cofradía de la Conversión del Buen Ladrón y Montserrate –en la antigua
terminología de las nóminas cofradieras-. La imagen del Nazareno es la que bajo
la advocación de la Salud rinde culto la Hermandad de la Candelaria de San
Nicolás. Las caídas del palio las luce actualmente todos los Jueves Santo –si
la lluvia no lo impide- la Dolorosa del Valle.
Virgen de los Siete Dolores y Compasión. Atribuida a Pedro Roldán y Onieva. |
Atribuyen las fuentes
historiográficas clásicas del Arte esta imagen a la escuela sienesa del
Trescientos italiano (siglo XIV). Cierran un ciclo de estas pinturas al fresco
góticas en Sevilla dos devotísimas imágenes de gran calidad artística, aunque
inferiores a ésta de la Catedral: la impresionante Virgen del Rocamador
–reciente y espléndidamente restaurada- en la Parroquia de San Lorenzo, y la
graciosa Virgen del Coral en la de San Ildefonso."
Virgen del Rocamador. Iglesia Parroquial de San Lorenzo Mártir. |
Virgen del Coral. Iglesia Parroquial de San Ildefonso. |
A un comentario sobre la réplica
de la Puerta de Jerez.
"Maravilloso óleo sobre tabla un siglo
posterior debido a los pinceles de Alejo Fernández, último y principal
representante de la interesantísima, importante y preterida escuela de pintura
del gótico tardío en Sevilla. Preside el retablo del presbiterio de la Capilla
de Santa María de Jesús, a la Puerta de Jerez, iglesia que fue del Colegio del
mismo nombre, estudio general y universidad, fundado por el canónigo Maese
Rodrigo Fernández De Santaella, que figura como donante arrodillado a los pies
de la Virgen en la mencionada tabla y con una maqueta del colegio en las manos.
En dicha representación se puede observar la portada con potente rosca de medio
punto -principios del Quinientos- que daba paso al mencionado estudio, luego
trasladada a comienzos del siglo pasado al jardín del Monasterio de Santa
Clara al lado de la impresionante Torre de Don Fabrique, hermano segundo de Don
Alfonso El Sabio, el Rey Nuestro Señor (q.D.g.)."
A un comentario sobre su
coronación.
"Así es, Doña Fulanita. La coronación
canónica del 29 fue más bien un acto de desagravio por el olvido a la que
estaba sometida tan famosa imagen por está Sevilla tan -a veces
folclóricamente- mariana. Fama que hacía que se reprodujese una y otra vez,
como bien indicaba el Sr. Perengano con relación a Santa María de Jesús."
Imprescindible:
San Fernando, Rey de Castilla y León. Pedro Roldán y Onivea. Catedral de Sevilla. |
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