lunes, 4 de agosto de 2014

Artes suntuarias y críticas con moralina.

Siempre que sean para el culto o la devoción católicos: el postmarxismo "cofrade".








          Respuesta a propósito de la noticia aparecida (4-8-2010) en “Pasión en Sevilla” de ABC sobre la recuperación de un azulejo del Gran Poder, obra de Manuel Vigil-Escalera Díaz (c1917), rescatado de una subasta en la red por un donante anónimo y colocado en la pared inmediata a la fachada de la iglesia del Convento de Santa Rosalía de Palermo de Madres Capuchinas de Sevilla, que llevó a cabo su Cofradía en conmemoración de la estancia de las imágenes de sus Amantísimos Titulares en el cenobio mientras se efectuaban obras en la Basílica, y el cariz de algunas respuesta, en particular la de un tal “Manguilla”, echándole en cara –de forma falaz e ignominiosa- a la Corporación penitencial el gasto por tal acontecimiento. 








Un ejercicio de postmarxismo “cofrade” en estado puro –tantas veces fomentado por la Iglesia y aplaudido tan interesadamente por los de siempre, de dentro de las cofradías y de fuera- que me tiene hasta las narices, y del que hacen gala algunos que no se enteran o, y creo que es lo cierto, no se quieren enterar. 








Enterarse de una vez por todas de la realidad –lo que requiere observar y pensar, o sea no papagayear a base de consignas y prejuzgando-: que todo este tipo de gastos –por otra parte tan contenidos y “fiscalizados” por la opinión pública- no hacen sino generar riqueza económica –dar de comer a gente honrada que a estas Artes Suntuarias tan hermosas y delicadas se dedican o auxilian- además del enriquecimiento espiritual y estético que suponen, no ya individual y personalmente sino colectivamente como ciudad y sociedad. 








Una sociedad de individuos libres más abierta, más viva civilmente y menos encorsetada por las iniciativas de las diversas administraciones y el tutelaje oficial, mal llamado “público” -con mendacidad y toda la aviesa intención de tergiversar y engañar- donde debiera decir estatal o político.








          “Es desolador el nivel de los comentarios. Maringuilla, mi arma ¿por qué no te metes en la página de Charitas parroquial? Hasta los tuétanos del postmarxismo más cutre. Sería incluso divertido si no fuera una canallada más. ¿Vendemos el paso del Gran Poder para dárselo a los pobres? Es que me repugnáis hasta la náusea.”








          Es lamentable que no conserve la hemeroteca de “Pasión en Sevilla” las respuestas a las noticias y artículos, aunque de esta forma, en cambio, nos ahorremos el penoso trance de comprobar el inmenso erial intelectual en que han transformado la sociedad de España el pensamiento único y la corrección política, tan caros a todos los ingenieros sociales, modeladores y moldeadores de conciencias que nos afligen e intentan controlarnos a nosotros y a nuestras vidas. 








No ya siquiera en la mayoría de las respuestas se nota la ausencia del mínimo atisbo de pensamiento racional, bien analizando bien sintetizando, es que ni el más rudimentario trazo de sentido común aparece. Todo se resume mayormente en un turbio baño de buenismo compuesto por un raciocinio intuitivo al modo infantil como bañera antideslizante, un permanente wishful thinking como suave champú antiescozor, una repetición de consignas como blanda esponja mental hipnótica, una carga de prejuicios acotadores y paralizantes como el efecto de un frotado masajeante, más, en fin, las inevitables pompas de un aire de superioridad moral que no es hija sino del resentimiento y de la envidia, y que tan bien marida con el rencor.








Imprescindibles:















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