viernes, 14 de noviembre de 2014

De marcha con... Repertorio letífico y doloroso

De Marcha Procesional: Churras y merinas o procesiones de Gloria o de Pasión




María Santísima del Amparo




          A propósito de una noticia encomiástica aparecida en “Pasión en Sevilla” del “ABC” sobre el repertorio musical que acompañó a la Virgen del Amparo durante la triunfal procesión gloriosa que realiza anualmente, en este caso el 13 de Noviembre de 2011, y que tuvimos el privilegiado gozo de escuchar en casi su totalidad durante gran parte del recorrido, pero que, aun selecto, no se correspondía con el carácter letífico del mencionado culto principal externo de la Hermandad que le rinde sus fervores, erigida en la Iglesia Parroquial de la Señora Santa María Magdalena de Sevilla (antigua del Real Convento de San Pablo de dominicos). Y el lamento porque estas exquisitas selecciones musicales con predominio de marchas fúnebres no sean interpretadas donde corresponde: tras pasos de Semana Santa, bien de Cristo pero, principalísimamente, de Dolorosas bajo palio y no digamos si son las imágenes señeras que reseñamos.




Nuestra Señora Reina de Todos los Santos. Fotografía: Áureo Sanz Ruiz. 




Apoteosis final. “Pasión en Sevilla”. 14-11-2011.





María Santísima de la Amargura. Fotografía: Áureo Sanz Ruiz.




          “Lamentabilísimo repertorio, al igual que el de la procesión de la Reina de Todos los Santos. Casi insuperable selección de marchas –ese incalculable tesoro de composiciones de contrastada calidad que yacía, yace en el olvido- pero… para Semana Santa. Eso es lo que se le debía tocar a una Dolorosa bajo palio en Sevilla –incluso a pasos de Cristo- pero todo se nos va en chundatachundas, rumbas fluviales (¡Qué gracia hay todavía en Sevilla!), cainismos pálidos, madrugadores y repetitivos con muchos niñosalsagrario y diostesalves y demás plagios para blanditos, o los insufribles solos de flautita meliflua. Pero lo más penoso es el monotonísimo repertorio para los palios de grandes Dolorosas como el de Nuestra Señora del Valle o el de María Santísima de la Amargura –con muchas madrugás mediante- a los que se les podría haber aplicado el de ayer o el domingo pasado con resultados más esplendorosos y respetuosos con nuestro riquísimo y excelso patrimonio musical cofradiero, a mayor Gloria de Dios y en honor de Su Bendita Madre Concebida sin Pecado.

          De las bajunerías que se están oyendo tras los pasos de Cristo por esas charangas denominadas agrupaciones o cornetas –dicen ellos, porque llevan hasta bombardinos- y tambores, mejor no hablar: insufrible.

          Bueno: a falta de pan, buenas son tortas. Por cierto, la muchacha que canta la saeta al paso de la Virgen la noche del Jueves al Viernes Santo en Sevilla, y a la que la francesita Margot le había robado el novio, José Manuel, se llama Amparo. Pero ayer asistíamos a una procesión de Gloria.” 




Nuestra Señora del Valle.




          Pues bien, lo cierto es que si hablamos ora de la Dolorosa del comienzo de la calle de la Feria, ya de La de la antigua Casa Profesa de los jesuitas, bien de La de la Parroquia de San Vicente los Lunes Santo y de los repertorios musicales que se interpretan tras sus palios, todo el mundo “cofrade” en general repetirá como los papagayos que son “magníficos” –que es el adjetivo de moda, repetido hasta la saciedad y lo ridículo, en este mundillo cada vez más hortera de las Cofradías- cuando la gente cofradiera “consciente” y con algo de paladar, poco dada a prejuzgar sobre estereotipos marcados como dogmas pero en nada ajustados a la realidad, sabe que la selección de marchas, aunque de gran calidad –excepto los madrugones de turno-, es monótono y soso, a más de ignorar piezas de grandísima calidad que “rutinariamente” no son interpretadas. Y volvemos, aun con pesadez, a recordar el olvido de los Álvarez Beigbeder, Borrego, Peralto, Gámez y un amplio etcétera. Incluso de grandísimas piezas preteridas de autores más interpretados -léase: Font, López Farfán, Pantión o Braña- que permanecen relegadas, así como empezamos a lamentarnos de la profusión interpretativa de marchas que, sin discutir su mérito artístico, aburren -con perdón–, y más si tanto se repiten, a las ovejas, tipo las de Cebrián o Dorado.




María Santísima de los Dolores.




          Pecado extendido éste de confundir serio con triste. O en lenguaje vulgar: a palios “serios” no les vendría pero que nada mal, marchas no encuadrables totalmente como fúnebres sino más bien en lo que dimos en llamar hace ya muchos años, solemnes. Por ejemplo, María Santísima de los Dolores de San Vicente a los sones de “Cristo de la Vera Cruz” del gran Borrego, cornetería al uso incluida y todo. O la Virgen de la Amargura al compás de “Cristo de la Conversión” del eximio Pedro Morales. La misma Dolorosa del Valle con, si vale, el acompañamiento de “Sevilla cofradiera” del genial Gámez (Por cierto, qué trabajito costó aceptar “Valle de Sevilla” y qué pronto, también, se la tiene archivalorada). Y como corolario: sí que existen repertorios muy cuidados desde hace años tras determinadas Dolorosas bajo palio. Pero ninguna se trata de las tres mencionadas. Y a los hechos me remito: Mayor Dolor en su Soledad, Victoria, Madre de Dios de la Palma como paradigmas ya consagrados. 








María Santísima de la Victoria.




          En resumidas cuentas, que los repertorios musicales de las bandas completas tras las Dolorosas bajo palio han mejorado substancialmente. Que en los palios que se catalogaban desde  tiempo ha como “alegres” ha sido notorio el cambio –ritmos rumberos, flautadas "rocieras" o coritos mariposones casi inevitables aparte- y que algunos, merced a la interpretación de piezas solemnes y fúnebres de calidad, han llegado a conseguir selectísimo acompañamiento. En cambio, en los palios “serios” o más clásicos entre los clásicos –“rancios” que diría algún resentido advenedizo, y que ahora se asusta de una posible pérdida de formas y medida, que no son sino la clave de nuestras Cofradías y procesiones, lo clásico, y a los lamentos y jeremiadas tras los desmanes del último Viernes Santo de madrugada me remito- antaño acompañados por la Municipal de Braña o Albero, no se ha cuidado con mimo y celo, como se hubiera debido, la lógica incorporación de grandes obras musicales que en forma de marcha procesional se compusieron antaño y hogaño. En concreto, hay pavor a las piezas de corte solemne, y se parece huir de ellas en una pretendida línea fúnebre que no es sino un camino hacia lo triste, a veces con visos pretenciosos y valoraciones de nuevas obras más que discutibles. Ahora bien, estos repertorios de determinado corte tan trágico, de fúnebres más que solemnes, pocos pases tienen en una procesión de Gloria. Vale: las imágenes letíficas de la Santísima Virgen en la iconografía del Arte Cristiano no se representan sonrientes sino de mirada introspectiva, serena y con un algo triste o melancólico, si por la profecía del anciano Simeón de las espadas que atravesarían su pecho más por representar la majestad de la Reina de los Cielos –Virgen de los Reyes aparte, sonriente sin perder un ápice de carácter o dignidad mayestáticos-.




Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad.




          En definitiva, no se trata sino de un aspecto más del problema polifacético que a nuestro entender es el más grave que larvadamente amenaza a las Cofradías: que la gente no sabe lo que hace ni lo que se está haciendo ni para qué o quiénes se hace, ni tan siquiera, ay, ante los ojos de Quién se realiza. 




Madre de Dios de la Palma.




          Y el que tenga oídos –y ganas- escuche. Que sí. Tejera, estupenda. Pero que todo lo cofradiero que tiene interpretando lo pierde más veces de las que nos gustaría con el repertorio. Y a las cainadas que perpetra me remito. Vale: es lo que le piden fiscales de banda, juntas y público, mas todo el mundo en general / a voces banda escogida / diga: tocáis sin medida / la cainada original. Y que me perdone la Totta Pulchra el irreverente parafraseo de Miguel Cid. Ave Maria Regina Sine Labe Originale Concepta. 




Simpecado de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora Reina de Todos los Santos de la Parroquia de Omnium Sanctorum. Fotografía: Áureo Sanz Ruiz. 




P.S. Ahora, que me quiten lo baila’o: la interpretación de “El Refugio de María” de López Farfán por el arrecife de la Plaza contrario a la fachada del Museo fue de repeluco y Sevilla profunda.






Simpecado de la Real, Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento, Nuestra Señora María Santísima de la Alegría, Ánimas Benditas y Beato Manuel González. Fotografía: Áureo Sanz Ruiz.





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