A la Paz de Dios, lector, inmersos ya
en Todo –regusto en la nariz a incienso y fritanga de tapas– que el Martes
Santo siempre nos coge como si todo el año nos ocurrieran estos gozos, como si
el comienzo hace dos días hubiese sido hace un siglo, como si no fuera a
terminar esto a la vuelta de la esquina. Tanto Todo, sin acordamos que saetas
de la nostalgia –sansebastianes por el recuerdo que somos– desgarrarán el
espíritu –más débil que la carne– dentro de poco.
Y van desfilando día a día, por orden
de antigüedad –cada cofradía es soberana– con sus cuerpos de nazarenos; sus
insignias –Charitas Christi... miserere nobis–; su música y sus silencios; sus
recorridos añejos y –horas; sitios– su público; sus presidencias y sus acólitos
–ceriferarios y turiferarios– siempre detrás, inmediatos al paso, dos a dos –Via
Sacra– en fila. Vamos, haciendo estación a la antigua Colegial con to’s sus
avíos, como Dios manda (ésta sí que es un pe’azo de Magna) nuestros pasos de
Cristo.
Jerez en talla: imágenes –esculptura–
y andas –emsamble– paso a paso nos muestran el Retablo de nuestra Pasión.
Poquito a poco –“Venga de frente; siempre de frente; no corré’...”– se aparecen
sus Cautivos: elegantísimo Consuelo (más despreciado por el pueblo que por
Herodes); inefable Prendimiento (o la imperfección perfectamente cofradiera).
Sus Varones de Dolores: Flagelado (expresión de un loco de atar, tanto dolor);
Coronado (en la cara no adivinamos si son espinas o asco por bromas pesadas,
tan de Jerez); Presentado (magnífico y olvidado que todos los años nos tienen
que recordar: “Ecce Homo”); y sus Penas, en una mirada clara al cielo (Cachorro
vivo por clavar) hagan lo que hagan los Judíos. Sus Nazarenos: Jesús, Hombre
(tan morado de hematomas y lirios); Cristo, Dios (pasión por la Via+Crucis).
Sus Crucificados en impresionante serie de Tratado de Arte: Viga (nada mejor en
gótico); Esperanza (naturalismo mesino); Salud (auténtico protobarroco);
Lanzada (cabeza de guedejas roldanescas); Defensión (la serenidad distante,
neoclásica). Y sus Yacentes: mortaja y Entierro del Varón del pueblo
(desenclavado, siempre por enclavar).
Pasos de Cristo, los que no tienen
palio. Sólo dos hay marianocéntricos:
Angustias y Loreto. Pasos de la Pasión, escenas entronizadas sobre andas,
catequéticamente trentinas: parihuela antigua de madera –robustos zancos;
zambranas para descansar la gente de abajo– que sostiene una mesa –arriba el
canasto; colgando los respiraderos–. Madera –dorada; en su color– o plata.
Importados directamente de la Urbe:
Cena (Cachorro) de Castillo, con disposición y talla de carnosidad naturalista
al estilo Susillo, su maestro; Santa Marta (San Benito) o la elegancia de las
urnas ligeramente piramidales; Amor (San Buenaventura), ranciedumbre antigua,
ay, desaparecida –como cambiar el baño con Porcelanosa y ponerle hasta
"yakusi"–. Directamente inspirados: Flagelación (peana rocalla del
Mayor Dolor y Traspaso a través de San Juan de la Palma) tristemente amputado
–candelabros cortitos para pasos de tribunal o interior– con árboles dignos de
otras Pascuas –Navidad y Epifanía– que no la Florida; Viga (Estudiantes, pero
sin cardos); Tres Caídas (como el anterior de las Penas de San Vicente); Santo
Crucifijo (Amor, tan antiguo como coetáneo del paso del Gran Poder y realizado
también por Francisco Antonio Ruiz de Gijón, autor del Cachorro); Nazareno
(Baratillo). Grandes canastos clásicos: Transporte, Judíos, Vera+Cruz, Huerto.
Y la plata: Ecce Homo (túmulo antiguo, monumento sacramental para presentarnos
al mejor de los nacidos); urna para el Yacente (Laureano de Pina) digna del
cuerpo incorrupto de un Santo Rey.
Cera siempre blanca (la luz roja para
los garitos de alterne); flores en frisos (nunca más de un clavel o dos en
altura) y montes planos y compactos (los plastrones a los pies de los
crucificados restan airosidad). Clavel y lirio (las margaritas para el centro
en la tienda de la niña que se te mete a diseñadora). Las tartas (bouquets de
los cursis) a los pies de las imágenes, para los cumpleaños, y las ofrendas
florales (con celofán, por supuesto), como la yerba, pa'l c... tu'rmana (léase:
conejo).
Coda: Las ausencias no son olvidos,
que mencionarlas a todas, cantándolas, es una de las muchas servidumbres del
Pregonero.
AUREO SANZ RUIZ
Publicado en el diario “ABC.
Edición de Jerez” el 10 de Abril de 2001, Martes Santo.
NOTAS (Para lectores sevillanos
poco hispalizados con escasos conocimientos béticos).
|
Nuestro Padre Jesús del Prendimiento |
|
Nuestro Padre Jesús del Consuelo en el Desprecio de Herodes |
|
Sagrada Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo |
|
Santísimo Cristo de la Coronación De Espinas |
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Ecce Homo |
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Nuestro Padre y Señor de las Penas |
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Nuestro Padre Jesús de la Via+Crvcis |
|
Nuestro Padre Jesús Nazareno |
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Santísimo Cristo de la Viga |
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Santísimo Cristo de la Esperanza (Vera+Crvz) |
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Santo Crucifijo de la Salud |
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Sagrada Lanzada de Nuestro Señor Jesucristo |
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Santísimo Cristo de la Defensión |
|
Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo |
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