Adiós, Señora Alcaldesa,
guapa que no cabe más,
qué ganas tenía Sevilla
de verte a Ti coroná’.
Adiós, Señora Alcaldesa,
Empera’ora de España,
Contigo no hay quien compita,
Macarena y Soberana.
Te fuiste por cuatro días
y tardas siete en volver,
Madre mía Macarena,
no nos lo vuelvas a hacer.
Saetas de Marta
Serrano “La Saetera” que cantó desde su balcón en la calle Parras al paso de
María Santísima de la Esperanza hacia la Catedral para ser Coronada, más la de la vuelta ante los días de retraso con que se produjo. Por tan jubiloso motivo esta
peregrina imagen de Nuestra Señora fue nombrada Alcaldesa Honoraria de Morón de
la Frontera.
EL GOZO DE LA FUGACIDAD
Y a Ti, La que está en San Gil,
junto al Arco y la Muralla,
junto a donde el mismo César
Te dejó a un armao de guardia,
cuando tengo que nombrarTe,
me faltan ya las palabras.
Te iba a decir azucena,
iba a decirTe espadaña,
iba a decirTe repique,
iba a decirTe campana.
Te iba decir buganvilla,
Te iba a decir jacaranda,
Te iba a decir magnolia,
¿habrá flor más sevillana?
Te iba a decir jazmín,
y Te iba a decir acacia,
nardo pensaba decirTe
con yerbabuena y albahaca
de los verdes terciopelos
y el merino de las capas,
San Basilio en el recuerdo
de una columna entre llamas.
Te iba a decir primavera,
Te iba a decir Madrugada,
noche pensaba decirTe
y Te iba a decir alba;
Te iba decir Luz Divina
con la carita cansada...
Así pensaba decirTe,
resplandor de la mañana.
Te iba a decir blanca toca
en el zaguán de Sor Ángela,
Salve Regina en Alcázares
junto a San Juan de la Palma,
Te iba a decir calle Feria,
Te iba a decir calle Parras,
Te iba a decir Escoberos,
pensaba decirTe lágrima,
iba a decirTe sonrisa,
fugaz belleza que pasa,
relámpago de dulzura,
Gioconda divinizada.
Iba a decirTe perfil
y leyenda de una mancha.
Yo Te iba a decir Huerta,
y Te iba a decir Plaza,
Te iba a decir Callejones,
y Te iba a decir Gracia,
o quizá sencillamente
iba yo a decirTe:
"¡Guapa!"
Iba a mirarTe... y no puedo:
¿quién Te aguanta esa mirada?
Que no se puede aguantar
la belleza de tu cara...
Como todo Te lo han dicho,
mi silencio es el que habla,
pues verás, Niña del Arco,
que hay un nudo en mi garganta.
Y sólo digo tu nombre,
ése que todo lo alcanza,
como Te nombra Sevilla,
como tu barrio Te llama,
como un viejo macareno:
¡mi Virgen de la Esperanza!
Antonio Burgos Belinchón.
Del
Pregón de la Semana Santa de Sevilla (9 de Marzo de 2008)
MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA
MACARENA
Dios Te salve, Virgen pura
de la Bendita Esperanza,
por ser la viva semblanza
de la Celeste Hermosura.
Fuente de Amor y Dulzura,
Reina y Madre Soberana
la más guapa sevillana.
Refugio del pecador
de tu barrio Gloria y Flor
y Estrella de la mañana.
Santa María Macarena
de la pena florecida,
y la lágrima vertida
en la mejilla morena.
Inmaculada Azucena
de los jardines del Cielo,
y Gracia Radiante en vuelo
de luminosa alegría,
que torna la noche en día
y la tristeza en consuelo.
Antonio
Rodríguez Buzón
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