domingo, 25 de mayo de 2014

Ponle flores.


Ponle flores a esa Carreta de plata... (15 al 23 de Mayo de 2013).








          Comentarios a propósito de una interpretación sobre el simbolismo del exorno floral de la Carreta del Simpecado de la Hermandad de la Virgen del Rocío de Triana durante su anual peregrinación del año 2013 hasta las Benditas Plantas de tan Celestial Señora en el Santuario de su Aldea donde se La venera. Traducción iconológica a caballo de la Clásica y la Cristiana, así como desde la perspectiva de la Iconografía del Arte Mitológico y Sagrado.








          “Deseo expresar públicamente mi más sincera enhorabuena y emocionado agradecimiento tanto al Prioste como a sus colaboradores por el gozo espiritual, ya estético ya religioso –teológico, pudiera decirse-, que me han hecho sentir con el exorno floral de la Carreta del Milagroso Simpecado de nuestra gloriosa Pontificia, Real, Imperial, Ilustre y Fervorosa Antigua Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sevilla en Triana, que quiero hacer extensivos a todos los miembros de la Junta de Gobierno que preside NH Mayor Don Ángel Rivas Prieto.

          Porque si en cuestión de flores, estéticamente siempre ha ido intachable e impecable, como no podría –o debería- ser de otra forma en nuestra bicentenaria Hermandad, santo y seña entre todas las del Orbe que rinden culto a la Virgen bajo la advocación del Rocío y peregrinan anualmente a la Aldea por Pentecostés; esta año, he querido ver una intencionalidad simbólica añadida a la puramente estética. Y aunque a veces en Arte el crítico ve intencionalidades más allá que el propio autor, yo, que no soy crítico pero sí critico –demasiado, casi siempre-, lo he visto como sigue.”








BREVE APUNTE ICONOLÓGICO Y SEMIÓTICO SOBRE EL SIMBOLISMO EN EL EXORNO FLORAL DE LA CARRETA DEL SIMPECADO DE LA ANTIGUA HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DEL ROCÍO DE SEVILLA (TRIANA) DURANTE LA PEREGRINACIÓN DE 2013.








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          El miércoles 15 de Mayo se presentó en la calle Evangelista, ante la puerta de la Capilla de Santa María del Rocío, para recoger a nuestro Milagroso Simpecado tras la misa de romeros, la carreta de plata –clásica partenonianamente entre todas las que peregrinan- con clavellinas carmesíes, en ramos muy sueltos, discretos y elegantes.

          No vamos a descubrir ahora que el clavel, la clavellina en concreto, es la flor por antonomasia de España y, en grado indiscutible, de Sevilla, donde se enseñoreó de corrales, patios, ventanas y balcones. Mucho más, si cabe, en las casas populares del arrabal que nos acoge desde hace doscientos años, Triana, Guarda y Collación de Sevilla, en su famosísima Cava –foso que rodeaba ampliamente a la fortaleza almohade que protegía, de esta parte del Río, la puente de barcas, luego denominada Castillo de San Jorge-.

          La tonalidad carmesí es la que tienen de fondo las Armas Chicas del Cabildo Secular de la Muy Noble, Muy Leal, Muy Heroica, Invicta y Mariana Ciudad de Sevilla (Senatvs Popvlvsqve Hispalensis, S.P.Q.H.) donde campea el “no-madeja-do” (NO8DO) de Don Alonso El Sabio, El Rey Nuestro Señor (q.D.g.), fundador de la Iglesia Parroquial de Señora Santa Ana. Dicha tonalidad –entre el rosa y el rojo, ambos, colores litúrgicos- puede simbolizar reunidos: amor, agradecimiento y gracia.

          El rojo es el color de la fiesta de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo, la Divina Misericordia y el Amor (Charitas) y, por consiguiente, la entrega en la Pasión para la Redención. El rosa se utiliza en tiempo de espera y penitencia, simbolizando una atenuación del rigor, en concreto: los domingos de Gaudete (tercero de Adviento) antes de la Pascua de Navidad y de Laetare (cuarto de Cuaresma) antes de la de Resurrección. Ni que decir tiene que durante nuestra anual peregrinación a la aldea de El Rocío lo que celebramos es la venida de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad sobre la Virgen, además de los Apóstoles, como Mediadora de la Divina Misericordia y su Amor –rojo- a la que rogamos su intercesión para el perdón de nuestros pecados –morado- de una forma con cierta relajación penitencial en la espera –rosa- de ver concedidas nuestras súplicas, y que no consiste, dicha atenuación alegre de tinte festivo, en como algunos se la toman, cogiendo el rábano por las hojas. Esto, en fin, simbolizaría la tonalidad carmesí.








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          El sábado 18 en la pernocta de Palacio apareció la carreta adornada de flores silvestres con tonalidades verdes, blancas y moradas. Flores del campo, marismeñas en este caso, en el último tramo de la peregrinación para postrarnos a las Benditas Plantas de Santa María de las Rocinas y rogarle la intercesión por el perdón de nuestros pecados y la concesión de determinadas gracias e intenciones ante su Hijo, El Pastorcito Divino, Segunda Persona de la Santísima Trinidad.

          Rogarle a Ella como Reina que es de las Marismas Terrenas, donde apacienta los ganados en su Redil de Divina Pastora de nuestras Almas –advocación mariana de origen netamente sevillano: el capuchino Fray Isidoro de Sevilla (1703)-: el Lacvs Ligvstinvs de las fuentes escritas de la Antigüedad, esto es, los cauces bajos de Guadalquivir y Guadalete, el solar tartésico –El Carambolo en Castilleja de la Cuesta- y la Bética –Hispalis, Italica, quizás Traiana-, Andalucía La Baja, donde situaban el Jardín de las Hespérides con sus manzanas doradas, más allá de la Columnas de Hércules (Non Plvs Vltra) en el Finis Terrae, pero también el Hades (el Más Allá) con su Érebo y la Laguna Estigia (entrada), los Campos Elíseos (Gloria), los Prados Asfódelos (Purgatorio) y el Tártaro (Infieno) de la Mitología Clásica.

          Pero también Reina de las Marismas Celestes, como Virgen Concebida Pura y Limpia del Pecado Original –blanco-, Madre de Dios y Corredentora Medianera de todas las Gracias Asunta en el Cielo, de la que esperamos –verde- la intercesión para el perdón –morado- de nuestros pecados tras cumplir la penitencia, en este caso, mediante peregrinación.








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          El martes 21 para la vuelta, la Carreta Simpecado exhibió un exorno floral en tonalidades de verde, morado y amarillo –desde el pajizo trigueño hasta el dorado anaranjado- en el que destacaban espigas y unas grandes a modo de margaritas que semejaban girasoles.

          Espigas de trigo como fruto de la cosecha espiritual de la romería, penitencia por nuestros pecados –morado- y de la que esperamos –verde- la Gracia por intercesión de Nuestra Señora la Virgen en su advocación de Rocío; y como símbolo del Pan Eucarístico -dorado- por la que gozamos de la real presencia de Su Divina Majestad en la Tierra y del que nos alimentamos espiritualmente.

          Girasol, en fin, porque regresamos en sentido contrario al Sol, caminamos hacia el Levante pero nuestra vista vuelve a mirar al Poniente en donde queda la Gracia consoladora de María Santísima. Dejamos el Ocaso del Pecado y volvemos al Orto de la Gracia, y si el Sol se puso por Occidente –la Caída- volverá a salir por Oriente –el Perdón-. Símbolo en la Antigüedad Clásica del castigo de la ninfa Clitia que, despechada, intentó vengarse de su amado Helios Apolo, dios del Arte y la Medicina, que queda transformada en helianthus (girasol). Flor que pasa a simbolizar en el cristianismo a la Virgen, Madre de Dios, que no tiene sino puesta permanentemente la mirada en su Hijo –Segunda-, intercediendo ante Él, para que derrame la Gracia de la Divina Misericordia del Paráclito –Tercera- sobre el Valle de Lágrimas de nuestras vidas. Y símbolo también, esta flor, de la corona real que puso sobre sus Benditas Sienes el Padre Eterno -Primera Persona de la Santísima Trinidad- para que reinase sobre Cielos y Tierra y fuese Corredentora del Género Humano. Dios Trino que nos aplica su Divino Arte, la Gracia, mediante su Sagrada Medicina: Perdón de los Pecados y Comunión con su Cuerpo y su Sangre.








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          Por último, el jueves 23, salió la Carreta de la Hacienda de Torrequemada, hacia Castilleja camino de Triana, adornada simple, sencilla y llanamente con ramos compuestos por las flores con que se La mienta en la Salve que Le dedica su Antigua Hermandad de Sevilla:

[…]

“Eres mata de romero,
Lirio marismeño,
Ramo de jazmín,
Azucena de Triana,
Tallo de albahaca,
Rosa y alhelí.”

[…]




          Así lo he querido ver y de esta forma lo iba interpretando al caminar al compás junto a la Carreta del Milagroso Simpecado de nuestra gloriosa Pontificia, Real, Imperial, Ilustre y Fervorosa Antigua Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sevilla en Triana. Una constelación floral de símbolos e imágenes que me han ayudado estética y religiosamente a vivir los gozos espirituales que nos depara peregrinar anualmente por Pentecostés hasta postrarnos a los Pies de la Pastora de las Rocinas y de su Divino Hijo. Gracias de nuevo a Prioste, colaboradores y, de manera extensiva, a la Junta de Gobierno que preside NH Mayor el Sr. Rivas. Ojalá que en futuras ocasiones se vuelvan a hacer las cosas como en ésta siempre así de bien, para lo cual alzo mis ruegos:

¡Regina Roris, ora pro nobis!








          Respuestas a encomiásticas palabras de –claro- amigos rocieros:


          “La suerte ha sido mía, Don Fulano, al poder compartir el camino de vuelta al lado con un rociero de corte tan clásico como Vd. Gracias por la compañía, la charla, los silencios y todas aquellas cosas que compartimos los romeros que nos acogemos lo más cerca posible de La Simpecado y el amparo de tan amplio su manto. Un fraternal abrazo.


          “Arte puro, Don Mengano. Como dijo uno con toda la gracia cuando contemplábamos por la noche en Palacio el trabajo frenético de priostía poniendo flores: - ¡Qué presioso! ¡Eso eh, concho –léase: coño-, que parecía ehto er paso de la Virguen der Valle con loh ramoh bicógnicoh –pronúnciese con toda la mala intención entre ene y eñe.”


          A un amigo que con guasa preguntaba de qué estilo creía que eran los exornos florales:

          “Pues siendo de Triana, Don Zutano, yo los catalogaría de escuela Flamenca, con influencias directas del Gótico de Santa Ana y de raigambre en el Bronce de la Cava. Es mi deber informarle que, a mi modesto entender, existen claras reminiscencias de las Escuelas Salmantina y Austriaca, incluso de la de Chicago, de liberales pues nuestra Hermandad es privada y vive de las cuotas de NNHH y donaciones varias. Ya ve: Liberalismo puro. Esto se llama: citar Vd. con el “cartucho de pesca’o” y rematar la tanda de naturales, yo, con un kikirikí. Vamos, un homenaje a la inteligencia y la inspiración, la gracia que se nos ha ido: Pepe Luis.”


          “Felicidades a ti por tu balcón adornado con fondo celeste Purísima al paso de la Hermandad por Castilleja. Y gracias por los buenos momentos compartidos. El auténtico deleite, Don Perengano, es contemplar a la Carreta de nuestro Milagroso Simpecado y más si va adornada con tanto gusto y con tanta intención como ha ido: maravillosa.


          “Es que ha sido, Doña Menganita, un sobresalto de pura emoción cada vez que te dabas de cara con un nuevo exorno de la Carreta. Los cuatro. Y cuando el pellizco de la emoción te viene porque te han tocado tus cuerdas más delicadas –sensibilidad- y depuradas –estudio- con los dedos más afinados por gusto –estética- e intención –simbolismo- de los más altos quilates, afluyen a la mente los pensamientos y asociaciones de arte y religiosidad más elevados espiritualmente. Ha sido un gozo –gozada, que se diría ahora- lo sentido, lo pensado y lo orado.






 Fotografías: Áureo Sanz Ruiz


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