Respuesta en "Pasión en Sevilla" a propósito
de una larguísima –como los regueros de los líquidos evacuados durante tantas Madrugadas, en la
oscura esquina de Mateo Alemán, que ni se lo merece el personaje ni otros
literatos que allí vivieron, tan cofradieros y “clácicoh” (tanto que uno ceceaba),
y que hacen resbalar a los transeúntes en la Magdalena-, larga, digo, cadena de
memeces –a veces insufriblemente mezquinas y mendaces propias de esta Sevilla “cofrade”
que padecemos, entre rancia, que no es precisamente la de los que señala el famoso Cvrrvs
Qvercvs, o triste, meapilas y "laica", lila o rosita, pogre [sic] y mo’esna, hasta “alternativa”
y hippilona, miarma o cani- vertidas con ocasión de la noticia de la toma del martillo del
Paso de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia por parte de Ernesto Sanguino como
consecuencia de la renuncia de Miguel Loreto y el nombramiento de Antonio
Santiago como capataz general de la Cofradía de la Macarena. En descargo: la “noticia-pregunta”
propia de este periodismo morado y, tantas veces, lila que no es sino el
correlato de la Sevilla “cofrade”. ¡Qué horror!
"Lo he visto desde Bécquer a la Cruz
Verde al ladito, de un tirón. Aquí, de salida, siempre a ritmo vivo para
cumplir horarios; este año por las inclemencias del tiempo, más. Tocado por la
Gracia –así corresponde a la Cofradía, paradigma de la de Sevilla- como todas
las Semana Santa, pero con muchísima más elegancia, mucha más. Con sus costero
a costero –y eso que había prisa- con sus pasitos atrás –ay, pa’lante, siempre
pa’lante con los pasos- antes de arriar. Pero sin abusar. Y con mucho mando,
como requiere sacar un paso en Sevilla y como agradece la gente de abajo al
final. Si al terminar estaban contentos
de cómo los habían dejado trabajar, pues miel sobre hojuelas.
El andar del paso de la Sentencia se
estaba haciendo chabacano a ojos vista –y mira que es difícil atentar
artísticamente contra esta Cofradía, paradigma unánimemente reconocido,
volvemos a repetir, de la Gracia de Sevilla- año tras año y se requería una
vuelta a los patrones clásicos de la elegancia y la medida que siempre
impregnaron los modos de nuestras cofradías, y que hoy se han empeñado en ir
tirando despacito e irremisiblemente por la borda –quizás de un costero a costero
un “poquito” exagera’o-. Y se ha hecho de la forma sutil y elegante que
esperábamos todos.
El caso, miren Vds. es que hay
ciertas cosas de las que abominamos, más que nada porque nos amargan
estéticamente. Es que hemos visto sacar los pasos por profesionales –qué le
vamos hacer, alguna ventaja tendría que tener cumplir años- y a las primeras
cuadrillas de aficionados; y hemos visto mandar a los últimos clásicos de terno
negro. Y al Señor de la Sentencia lo vimos. Y a su Madre, también. Y los
costero a costero como que ¡psss! Y la cofradía de San Gil es lo que es. Y no
es cabriolas de pureza equina; ni estupideces andantes de auténtica pena con un
Reo suplicante que parece que lo van a estrellar; ni caminares extravagantes y pastosos como una masa de alimento
básico; ni charangas para acompañamiento de ósculos traidores; ni soberanías
del poder canijo; ni misteriosas músicas étnicas para plantarse en carrera con
las claras del día; ni muchas chabacanerías. Ni la banda de cornetas y tambores
–hasta ayer por la tarde, la única- de los Armaos es de engendros musicales que
como peleas de gatos tocan detrás de un Cristo que expira; tampoco de rearmonizaciones
–como las llaman- de marchas clásicas con unos bajos a modo de mugidos de una
piara de becerros, en un claro caso se asesinato artístico; ni ninguna otra
bajunería de las imperantes entre paquirrines, heliófilos o cármenes
merimerianos ataviados de camareros bulliciosos. Porque, sí, la Semana Santa de
Sevilla sufre un proceso de degradación artística que como mancha de petróleo
la va cubriendo y que es fiel reflejo de la chabacanería social rampante que
padecemos.
En cuanto a los andares del palio, sólo nos remitimos a la última vuelta –ay, los nuevos neólogos con la revirá- en la Cruz Verde con “Rocío” o la culminación de la elegancia y la Gracia. Por no hablar de la inefable de 2009 con “Campanilleros” que es lo máximo que han contemplado nuestros ojos en Semana Santa. Lo de la deriva desde hace años del palio de la Dolorosa que mira a la izquierda del que La contempla mientras Le hablan es vox popvli; solamente había que poner oído a lo que se comentaba alrededor mismo del paso esta última salida. Con mucho, desgraciadamente, lo que peor anda. Y no sé dónde está la gracia ni la Gracia. De nada."
16/4/2012
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