domingo, 9 de febrero de 2014

Misty Dew Drops







          Respuestas a propósito de un “documental” con la típica interesadísima mixtificación alrededor de la realidad y la leyenda de la devoción a la peregrina imagen de Santa María de las Rocinas y la universalmente famosa peregrinación por Pentecostés hasta sus Benditas Plantas en su Santuario de la Ermita de la aldea de El Rocío en la Madre de las Marismas del Coto de Doñana. “La verdad de la Virgen del Rocío”: 








            “Me pregunta D. Fulano si yo creo que El Rey Sabio fue el primer rociero. Sí, por supuesto, Don Alonso X de Castilla y León fue el primer rociero y el que colocó a la Virgen en la ermita que erigió en su cazadero. Y entonces no existía la provincia de Huelva (una división administrativa de 1833 creada por Javier De Burgos); el Reino de Niebla -una taifa- tras la conquista se integró en el de Sevilla, como le ocurrió al de Jerez o Arcos -otras taifas, con sus reyezuelos siempre mal avenidos entre ellos, guerreándose y traicionándose sin parar-; el pueblo de al lado no tenía ni término municipal ni leche migá’ -sí se amojonaban las tierras de cada villa o ciudad por una espacie de comisiones entre funcionarios reales, diríamos, y hombres buenos, como se llamaba entonces a los lugareños principales, y esto ocurrió mayormente durante la repoblación tras la reconquista-; y al coto -que era Cazadero Real y luego señorío de los Duques de Medina Sidonia y Señores de Sanlúcar de Barrameda- iban vecinos de todos los pueblos de alrededor. Y los tarugos del pueblo de al lado de la aldea de El Rocío, donde se venera a Santa María de las Rocinas, me tienen hasta las... ¡Vaya vídeo más tendencioso y más malísimamente mal escrito!”








          “D. Mengano:

          Sevilla. Que monta y tanto. Precisamente lo que me tiene hasta las... narices es tanta mitificación mixtificadora de los del pueblo de al lado -sí, mire Vd., esos que quieren tanto a la Virgen que La zarandean como si fuera un pelele y te dicen que es que eso es así; será así por los cojines, vamos- y toda la tropa de palmeros que les ríen las gracias. Vamos, Sr. De Tal, que a mí me ponen un trapo con rayitas negras y grises a cuadros y salgo espanta'o corriendo que no me caza un galgo -salvo los que llevaba Don Alfonso, El Rey Nuestro Señor (q.D.g.) que era tan campero que cazaba en El Coto- y sigo corriendo todavía.” 








          “Sra. De Cual (Dña. Fulanita):

          Las que a Vd. la adornan. De nada. Ojalá tuviera el arte suficiente para describir la indignación que me embarga ante tanta bellaquería: y venga que si tiene dueño para arriba y que si sus dueños somos nosotros para abajo; que si nos La quieren quitar -¿quién, atajo de simples?- pero no va a ser; y a refregarte hasta el hastío lo de que si es la Patrona desde no sé cuándo; que si ahora no te La vuelvo -¿Le han preguntado a la Virgen estos bajunos si quiere volverSe o no?- porque tu querías sacar no sé qué Simpecado y entonces la matriz que si bla, bla, bla... Y a todo esto venga zarandeos, venga revolcones y jardazos con la pobre Virgen. Un espectáculo, para los auténticos devotos, insufrible. Y venga a reescribir la historia y a mixtificar. Y vengan palitos a los que sacan la cabeza y caricias en el lomo a los sumisos: toma, Villamanrique -por si es verdad lo del cazador-; toma, Triana -por haber hecho Sevilla del Rocío algo universal-; muy bien, Jerez, así se hace -que de cobardones ni abren la boca- como nos sale a nosotros del alma. Bueno, pues ante este estado de cosas, hay que empezar a hablar claro, claro, clarito. Mire Vd. el efecto del chaparrón de críticas con la rotura del varal fruto de tanta salvajada: que la Virgen ha ido este año mucho mejor, por lo menos de salida. Y tenía que ir como lo que es, una Reina, con solemnidad, en plan campero -que estamos en una romería- pero con toda la solemnidad que requiere sacar en procesión a la Madre de Dios.”








          “Sr. Paracual (D. Zutano):

          Claro que sí, era -y es- todo el antiguo Reino de Sevilla, el que conquisso Fernando III El Santo a la morisma y que comprende las actuales provincias de Sevilla, Cádiz, Huelva y un poquito de las de Badajoz y Málaga, es decir, Andalucía La Baja, el paradigma de la Bética romana (lo que denominó La Andalucía, Alfonso El Sabio, junto a los Reinos de Córdoba y Jaén; el Reino de Granada era otra cosa y en aquella época islámico: nasrí). Es que mire Vd. estoy hasta las narices de aguantar durante toda mi vida localismos de la más baja estofa entre lo más bajuno de lo que puebla mi querida tierra. Y el centro de tanto resentimiento es Sevilla. O sea que Sevilla como capital natural no sólo de su Reino sino de toda España -no capital política, no, sino natural, la que siempre a lo largo de la historia ha primado: Roma la pone en Córdoba y con los años termina siendo Hispalis la ciudad más importante, cuando se originó en un simple cabezo del Betis al que bajaban los tartesios para negociar con los comerciantes fenicios o griegos; los godos la llevaron a Toledo pero la gran ciudad era Spalis y si no que lo digan Santos como Leandro, Isidoro, lumbrera del Medievo, o Hermenegildo; el califato estaba en Córdoba pero la que poco a poco iba pitando más era Isbilliya; los Austrias se la llevan a Madrid pero Sevilla era la Nueva York de la época; etc.-, digo, que como capital es crisol de todo su antiguo Reino y nos devuelve lo acrisolado -a nosotros y para todo el Mundo- en forma de celebraciones tan maravillosas como la Semana Santa, la Feria o el Rocío, con las que Sevilla ha impregnado de sus formas y saber hacer a todo el resto de celebraciones de nuestra tierra y exportado sus maneras por todo el Orbe como ciudad universal que es. Pues bueno, aguante Vd. a los de Cádiz con lo que si los de Jerez somos unos pijos; y a los de Jerez que si el ombligismo de Sevilla; y a los de Rota y Chipiona que si los sevillanos tal y cual; y esos del pueblo de al lado a ver cómo pueden humillar a Triana, que si se han creído que la Virgen es suya pero es nuestra, que si los dueños, que si la matriz y hasta que si los ovarios; y venga bajunerías, y más feos y todo el mundo callado. Por mi parte: se acabó, hasta aquí podríamos llegar.”








            “Sra. De Cual (Dña. Fulanita):

          El problema de todo esto son las hasta cierto punto comprensibles reacciones pendulares ante tamañas necedades y bajunerías. Y le pongo el ejemplo -aunque me dé vergüenza mentarlo- de la propuesta en ciertas almas cándidas -por ser piadoso- de una hipotética coronación canónica de "La Chiquetita". Bueno, pues qué le voy a decir: se comenta por sí solo. Empezando porque la Antigua Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Sevilla en Triana -de la que soy el último y más humilde hermano- tiene la suficiente categoría y solera para no necesitar -y lo digo con todo el respeto- coronar nada ni a nadie. Y sigo porque digo que lo que "cariñosamente" llaman "La Chiquetita" es una imagen vicaria de la de Santa María de las Rocinas que se venera en su ermita de la aldea de El Rocío, y que lleva nuestro Simpecado. Simpecado como estandarte de la Virgen -La Concebida Sin Pecado Original- con una imagen bien de bulto, bien en relieve, bien pintada que representa a la imagen titular. Imagen titular que no se sacaba en procesión durante los rosarios públicos callejeros que se originaron en Sevilla durante el S.XVII y proliferaron abundantemente el XVIII -en este nuestro caso, el culto externo es una peregrinación- y que se representaba en dicho estandarte mediante una imagen que la reproducía y hacía las veces de, es decir, vicaria.

          ¿Cómo se va a coronar una imagen vicaria cuando la titular de la que es una representación está coronada y bien coronada desde hace muchísimos años? Estos desvaríos los trae el no cortar a tiempo con tanta bellaquería como se ha consentido.”







 
          “D. Zutano:

          Exactamente, la primera vez que peregrinó Sevilla desde Triana hasta las plantas de Nuestra Señora del Rocío (Patrona del pueblo de al lado, sí, sí, estupendo y yo que me alegro mucho, y que así siga, y que así sea a pesar de toda la neblina marismeña que se ha venido sobre el patronazgo, del que ya nos hemos enterado y lo tenemos presente, pero que también es Patrona y Pastora de todos los rocieros aunque no pensemos llevárnosLa a ninguna parte y tenemos en mientes seguir peregrinando hasta su ermita), digo, que peregrinó con hermandad -la más moderna entre todas las antiguas que eran del S.XVII o del XVIII y algunas se extinguieron, y que después no se fundaron otras hasta muchos años más tarde- por primera vez aún no existía la provincia de Huelva como tal y las lindes provinciales estuvieron luego así, así.” 








          “Cariñosos, Dña. Fulanita, y respetuosísimos como corresponde a la veneración que se le debe a la Madre de Dios y Madre Nuestra, como corresponde a Nuestra Intercesora y Medianera Universal de todas Las Gracias, como corresponde, incluso, a cualquier señora y, me atrevería a decirle, hasta como a cualquier mujer. Yo todavía no he zarandeado ni rempuja'o a ninguna. Bueno sí, a alguna sobrina chica que se haya puesto jartible. 










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