viernes, 3 de enero de 2014

Las sentencias de La Sentencia

Costaladas y Martillazos






          Respuesta en "Pasión en Sevilla" a propósito de una larguísima –como los regueros de los líquidos evacuados durante tantas Madrugadas, en la oscura esquina de Mateo Alemán, que ni se lo merece el personaje ni otros literatos que allí vivieron, tan cofradieros y “clácicoh” (tanto que uno ceceaba), y que hacen resbalar a los transeúntes en la Magdalena-, larga, digo, cadena de memeces –a veces insufriblemente mezquinas y mendaces propias de esta Sevilla “cofrade” que padecemos, entre rancia, que no es precisamente la de los que señala el famoso Cvrrvs Qvercvs, o triste, meapilas y "laica", lila o rosita, pogre [sic] y mo’esna, hasta “alternativa” y hippilona, miarma o cani- vertidas con ocasión de la noticia de la toma del martillo del Paso de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia por parte de Ernesto Sanguino como consecuencia de la renuncia de Miguel Loreto y el nombramiento de Antonio Santiago como capataz general de la Cofradía de la Macarena. En descargo: la “noticia-pregunta” propia de este periodismo morado y, tantas veces, lila que no es sino el correlato de la Sevilla “cofrade”. ¡Qué horror!  




                   



          "Lo he visto desde Bécquer a la Cruz Verde al ladito, de un tirón. Aquí, de salida, siempre a ritmo vivo para cumplir horarios; este año por las inclemencias del tiempo, más. Tocado por la Gracia –así corresponde a la Cofradía, paradigma de la de Sevilla- como todas las Semana Santa, pero con muchísima más elegancia, mucha más. Con sus costero a costero –y eso que había prisa- con sus pasitos atrás –ay, pa’lante, siempre pa’lante con los pasos- antes de arriar. Pero sin abusar. Y con mucho mando, como requiere sacar un paso en Sevilla y como agradece la gente de abajo al final. Si al terminar estaban contentos de cómo los habían dejado trabajar, pues miel sobre hojuelas.

          El andar del paso de la Sentencia se estaba haciendo chabacano a ojos vista –y mira que es difícil atentar artísticamente contra esta Cofradía, paradigma unánimemente reconocido, volvemos a repetir, de la Gracia de Sevilla- año tras año y se requería una vuelta a los patrones clásicos de la elegancia y la medida que siempre impregnaron los modos de nuestras cofradías, y que hoy se han empeñado en ir tirando despacito e irremisiblemente por la borda –quizás de un costero a costero un “poquito” exagera’o-. Y se ha hecho de la forma sutil y elegante que esperábamos todos.
           
          El caso, miren Vds. es que hay ciertas cosas de las que abominamos, más que nada porque nos amargan estéticamente. Es que hemos visto sacar los pasos por profesionales –qué le vamos hacer, alguna ventaja tendría que tener cumplir años- y a las primeras cuadrillas de aficionados; y hemos visto mandar a los últimos clásicos de terno negro. Y al Señor de la Sentencia lo vimos. Y a su Madre, también. Y los costero a costero como que ¡psss! Y la cofradía de San Gil es lo que es. Y no es cabriolas de pureza equina; ni estupideces andantes de auténtica pena con un Reo suplicante que parece que lo van a estrellar; ni caminares extravagantes y pastosos como una masa de alimento básico; ni charangas para acompañamiento de ósculos traidores; ni soberanías del poder canijo; ni misteriosas músicas étnicas para plantarse en carrera con las claras del día; ni muchas chabacanerías. Ni la banda de cornetas y tambores –hasta ayer por la tarde, la única- de los Armaos es de engendros musicales que como peleas de gatos tocan detrás de un Cristo que expira; tampoco de rearmonizaciones –como las llaman- de marchas clásicas con unos bajos a modo de mugidos de una piara de becerros, en un claro caso se asesinato artístico; ni ninguna otra bajunería de las imperantes entre paquirrines, heliófilos o cármenes merimerianos ataviados de camareros bulliciosos. Porque, sí, la Semana Santa de Sevilla sufre un proceso de degradación artística que como mancha de petróleo la va cubriendo y que es fiel reflejo de la chabacanería social rampante que padecemos.








          En cuanto a los andares del palio, sólo nos remitimos a la última vuelta –ay, los nuevos neólogos con la revirá- en la Cruz Verde con “Rocío” o la culminación de la elegancia y la Gracia. Por no hablar de la inefable de 2009 con “Campanilleros” que es lo máximo que han contemplado nuestros ojos en Semana Santa. Lo de la deriva desde hace años del palio de la Dolorosa que mira a la izquierda del que La contempla mientras Le hablan es vox popvli; solamente había que poner oído a lo que se comentaba alrededor mismo del paso esta última salida. Con mucho, desgraciadamente, lo que peor anda. Y no sé dónde está la gracia ni la Gracia. De nada."




16/4/2012





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