domingo, 19 de enero de 2014

Tú y la Belleza es contigo






          A propósito del montaje subido al grupo de Facebook por un amigo –cada día más enamorado de la Esperanza- sobre “¿Cómo está más guapa la Macarena?” 














 Igual que ayer permanece.
Sale poco de su casa.
Mas cuando sale traspasa
la muralla y la florece.





Tan adornada, parece
una novia en el balcón.
Su cara y sus manos son
del pueblo los aledaños.




Siempre alivia desengaños
esta Moza de San Gil,
que dicen que por abril
cumple diecinueve años.





Joaquín Caro Romero 



Del Pregón de la Semana Santa de Sevilla (9 de Abril de 2000) 






















No sé con qué está más guapa
la Esperanza Macarena, 
si con el manto granate,
el de malla o el de hebrea,
el negro o el de tisú,
el blanco, el verde botella
o el que en terciopelo verde
bordara Esperanza Elena
para aquel glorioso mayo
de coronación y fiesta.



No sé con qué está más guapa
la Esperanza Macarena,
si con saya de volantes
o saya azul de princesa,
o saya de eucaristía,
o saya como bandera
hecha con tela de novia
y taleguilla torera.



Con medallas y rosarios
el cristal y el mármol sueñan
con latines en el coro,
incensarios y navetas.
El alfiler y el espejo
y el peine con que Se peina
se están preguntando siempre
cómo está más guapa Ella:
si en el camarín mirando
al que La mira y Le reza,
o entre la jardinería
de su paso en primavera,
o bajando a recibirnos
en el besamanos puesta.




No sé cómo está más guapa
la Esperanza Macarena,
si un sábado por la tarde
o un domingo de cuaresma,
si en la Madrugada grande
por la calle Anchalaferia
con fajín de general
aunque no estuvo en la guerra,
o cuando suena la Salve
en la Basílica llena.




Se va un siglo y viene otro,
pero Ella siempre se queda.
Y nosotros preguntando
con qué está más guapa Ella.
Y nadie sabe decirlo,
ni aproximarse siquiera
al concepto, a la medida,
al gusto y al teorema,
que todo lo que se pone
lleva su hermosura impresa.




Y vuelve loca a Sevilla
y con Sevilla, al planeta,
que la locura a su lado
es locura sin fronteras
y sabe que a la Esperanza
no hay nadie que no La quiera.




Se va un siglo y viene otro,
pero Ella siempre se queda.
Y nosotros preguntando
y soñando con la Reina
Madre de los macarenos
un sueño de madreperla,
un sueño de guardabrisa,
de entrevarales y cera;
un sueño de Amor y Gloria,
un sueño de Cielo y Tierra,
un sueño de Madrugada
cogido a la manigueta,
un sueño de avemaría
dentro de la parihuela.



Sé que si La sueño yo
es porque todos La sueñan,
como La soñó José
camino de Talavera,
como Muñoz y Pabón,
como Rodríguez Ojeda
o Inmaculada Rodríguez, 
que Le puso en la cabeza 
todo el oro de los ángeles
que Sor Ángela fundiera.



Se va un siglo y viene otro,
pero Ella siempre se queda,
que alumbró hace dos mil años
al Señor de la Sentencia
y parece que fue ayer 
el parto de la Azucena. 



Y ya el año dos mil, 
con dos mil locuras nuevas, 
que la lengua no se cansa
de pregonar su belleza,
sigo diciendo lo mismo,
lo que otros antes dijeran
y lo que dirán también
los que mañana La vean:


¡No sé cómo está más guapa 
la Esperanza Macarena!




Joaquín Caro Romero 



Del Pregón de la Semana Santa de Sevilla (9 de Abril de 2000. 






















Coda devota reza
de un enamoramiento,
por la firme sentencia
de Amor en nuestro encuentro.




Tú me quitas la pena
Al mirarnos de frente
Ni tu perfil me miente:
“Soy de la Macarena”.














          Después de mi patita pa’l banco, esta columna clásica y estremecedoramente bella del irrepetible Don Antonio. Va por Vds. Todos los que veneramos a esta Niña de San Gil que nos quita las penas al verLe la cara y mirarnos de frente. ¡Stella Matvtina, ora pro nobis! ¡Tvrris ebvrnea, ora pro nobis! ¡Domvs avrea, ora pro nobis¡ ¡Consolatrix afflictorvm, ora pro nobis! ¡Cavsa nostrae leatitiae, ora pro nobis! ¡Virgo amantissima, ora pro nobis! ¡Spes nostra, ora pro nobis!









No es preciso que te alaben
bella perla de San Gil
porque todo el mundo sabe
que de frente y de perfil
más buena Moza no cabe.





Como Tú ninguna
Estrella de la mañana
de morena de juncal
y de Gracia sevillana. 





Pero como Tú ninguna,
porque Tú eres la Giralda
en repique de alegría
por los caminos del alba
y también Torre del Oro
entre espumas recamada,
y Guadalquivir de encajes
con orillas de esmeralda,
por que en su cauce navegue
tu pena de sal amarga. 




Pero como Tú ninguna,
porque Tú eres la bandera
del candor y la ternura,
en el mástil de esta tierra
rincón de amor y ventura,
y eres su calle de cielo,
y eres su plaza escondida,
y eres cristal de sus fuentes,
y eres luz de esquinas,
y eres flor de sus jardines,
y eres venda de su herida,
y eres su escudo de gloria,
y eres sangre de su vida,
y eres árbol de su sombra,
y eres rosa de su espina,
y eres ala de su vuelo,
y eres campana en su arista
y eres perfume en su ambiente,
y eres color de sus días,
y eres copla en sus sentires,
y eres su faro y su guía. 




Por eso a Ti, Macarena,
tallada en jardín de brisas
con las gubias celestiales
del dolor y la sonrisa,
Te hicieron la Soberana
de las Legiones Divinas,
Te coronaron de estrellas,
Te proclamaron Bendita,
y Te bajaron los ángeles
para dejarTe en Sevilla. 




Por eso Reinas habrá,
pero como Tú ¡Ninguna!




Antonio Rodríguez Buzón 



Del Pregón de la Semana Santa de Sevilla (11 de Marzo de 1956) 


















          Y la cuarta pata, que tiene más mérito encontrarla porque servidor odia los pregones. El segundo Don Antonio, el inefable. Y había y habrá horteras –más que nada de la parte de “Madris” que tiene el ABC- que lo mienten de localista o inquinas que incluso le nieguen el derecho a ser de dónde diga y quiera. ¡Qué localismo más maravilloso! ¡Sea de donde Vd. quiera pero no deje de ser tan localistamente sevillano ni tan extraordinario escritor ni tan sentido poeta! Y por favor, sígale diciendo a Sevilla esas barbaridades tan localistas que Vd. le dice. ¡Jolín con los cosmopolitas, que por ellos hasta sin Semana Santa nos dejaban! 









EL GOZO DE LA FUGACIDAD




Y a Ti, La que está en San Gil,
junto al Arco y la Muralla,
junto a donde el mismo César
Te dejó a un armao de guardia,
cuando tengo que nombrarTe,
me faltan ya las palabras. 



Te iba a decir azucena,
iba a decirTe espadaña,
iba a decirTe repique,
iba a decirTe campana. 



Te iba a decir buganvilla,
Te iba a decir jacaranda,
Te iba a decir magnolia,
¿habrá flor más sevillana? 



Te iba a decir jazmín,
y Te iba a decir acacia,
nardo pensaba decirTe
con yerbabuena y albahaca
de los verdes terciopelos
y el merino de las capas,
San Basilio en el recuerdo
de una columna entre llamas. 



Te iba a decir primavera,
Te iba a decir Madrugada,
noche pensaba decirTe
y Te iba a decir alba;
Te iba decir Luz divina
con la carita cansada... 



Así pensaba decirTe,
resplandor de la mañana.
Te iba a decir blanca toca
en el zaguán de Sor Angela,
Salve Regina en Alcázares
junto a San Juan de la Palma,
Te iba a decir calle Feria,
Te iba a decir calle Parras,
Te iba a decir Escoberos,
pensaba decirTe lágrima,
iba a decirTe sonrisa,
fugaz belleza que pasa,
relámpago de dulzura,
Gioconda divinizada. 



Iba a decirTe perfil
y leyenda de una mancha.
Yo Te iba a decir huerta,
y Te iba a decir plaza,
Te iba a decir Callejones,
y Te iba a decir Gracia,
o quizá sencillamente
iba yo a decirTe: "¡Guapa!" 



Iba a mirarTe... y no puedo:
¿quién Te aguanta esa mirada?
Que no se puede aguantar
la belleza de tu cara...
Como todo Te lo han dicho,
mi silencio es el que habla,
pues verás, Niña del Arco,
que hay un nudo en mi garganta. 
Y sólo tu Nombre, 
Ése que todo lo alcanza, 
como Te nombra Sevilla, 
como tu barrio Te llama,
como un viejo macareno:
¡mi Virgen de la Esperanza!






Antonio Burgos Belinchón 



Del Pregón de la Semana Santa de Sevilla (9 de Marzo de 2008) 


















¡Dios Te salve Macarena,
Madre de los sevillanos, paz y vida!
¡La que alivia toda pena;
La que cura con sus manos toda herida!



¡Dios Te salve, luz del cielo,
siempre estrella y siempre aurora de bonanza!
¡La que ampara todo anhelo;
La divina sembradora de esperanza!



¡Dios Te salve, María,
Madre de Gracia llena;
alma de Andalucía,
sol de la Macarena.









Joaquín Turina Pérez 
Letra de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero 


Saeta en forma de Salve a la Virgen de la Esperanza. Op. 60 (1930)

















Eres divina y humana,
rosa de abril sin mancilla,
Esperanza sevillana,
y, en el cielo de Sevilla,
estrella de la mañana.





Antonio Torres Montesinos





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