jueves, 2 de enero de 2014

“Paso atrás” con talante: por detrás y por delante

FILIVS ECCLESIAE






          A propósito de una respuesta que di allá por el 2007 a una mezquindad más aparecida en ARTE-SACRO. Bueno, pues atención al comentario de tal señorito católico “cofrade” porque el Papa permite –con autorización del Ordinario- la misa por el precioso rito de Trento en alguna que otra ocasión y previo aviso. Una joya. Un monumento a la estulticia, la incultura y el seguimiento ciego a las consignas de los gurús del pensamiento único y políticamente correcto. 








PASO ATRÁS. MIGUEL ANDREU.


          Su Santidad el Papa Benedicto XVI ha resuelto acabar con un debate surgido en el seno de la Iglesia, al firmar el pasado mes de julio el documento Motu Proprio “Summorum Pontificum”. Con esto viene a levantar las restricciones impuestas por la reforma litúrgica de 1970 de Pablo VI al uso de la anterior liturgia, promulgada en 1570 por San Pío V según las indicaciones del Concilio de Trento frente al protestantismo.

          En resumen, lo que nuestro Pontífice permitirá -ya puesto en marcha desde el pasado 1 de septiembre- es una vuelta atrás en la liturgia de la Misa: la vuelta al Misal anterior, llamado trentino o de San Pío V, siempre con la consideración de “extraordinaria”. Pero quede claro que no es que se autoricen a partir de este momento las misas en latín, que siempre lo han estado, sino que se autoriza el regreso a la liturgia de Trento. Inexplicable.

          Las mayores diferencias que existen son el uso del latín y la posición del sacerdote, que se sitúa de espaldas al pueblo. Junto a esto, se establece el derecho de los laicos a contar con este tipo de celebraciones en sus parroquias o bien la facultad del Obispo para erigir una parroquia expresa de su diócesis para las celebraciones en rito antiguo.

          Me parece un nuevo paso atrás de la Iglesia del siglo XXI. Benedicto XVI nos retrotrae a tiempos en los que, por ejemplo, la mujer era un cero a la izquierda, el cura era parte de la vida política del pueblo, España era la reserva espiritual de occidente y la formación era obligadamente de carácter religiosa.

          Soy un hombre de Iglesia, quien me conoce lo sabe, pero estas cosas no llego a entenderlas. Creo que con medidas de este calado la Iglesia, mi Iglesia, no avanza, todo lo más se para, aunque pienso que retrocede.

          ¿Así queremos llenar las Iglesias los domingos, dando la espalda a "la afición"?


                                                                                                      Miguel Andréu






Respuesta (que no se publicó):


“PASO ATRÁS” CON TALANTE: POR DETRÁS Y POR DELANTE




          "Hace falta ser tremendamente mendaz y de una mezquindad intelectual inaudita para verter los comentarios que se pronuncian en "Paso atrás" sobre el permiso dado por S.S. Benedicto XVI para celebrar la misa por el rito trentino en determinados casos y con permiso del Ordinario. ¿Puede un merluzo mental semejante aprehender la grandeza intelectual del Pontífice que ha regalado a la Iglesia la Gracia del Paráclito? ¿La cascada diarreica de prevenciones medrosas de una racionalidad aldeana responde a propósitos torcidos o filias inconfesables? En castellano: este personaje, Andreu, ¿es tonto o malo? ¿Es de España? ¿Conocerá el rito mozárabe toledano? ¿Será de Sevilla? ¿Oyó hablar de liturgia visigoda hispalense, isidoriana? Ritos que perviven tras la uniformación gregoriana de Alfonso VI, trentina, postvaticana; y que se celebran ocasionalmente, aunque no los domingos en la parroquia de enfrente de tu casa. Pues en latín ahora, igual. Pero esto lo entendemos todos, y seguro que lo sabe este individuo ¿verdad? Para leer estos argumentarios de y para memos ya tenemos los medios prisaicos y aprisados públicos y privados, o sea, casi todos. Y lo digo siendo un malísimo cristiano, pero jamás meapilas: con cristianos como estos, con esta imponderable bajunería intelectual ¿qué afición nos va a quedar? Casi ni a las cofradías. Andreu... buena fuente de emponzoñamiento digna de una “Secta” diabólica o del perpetuo sainete en que nos han convertido esta Sevilla cofradiera... perdón, “cofrade”. Eso, “cofrade”... políticocofrademente correcta: leña al Papa; incienso al neocacique hasta que el humo no deje ver las catenarias... o las catenarias, las procesiones." 








          Es una muestra más de típica melonada simplona pero canallesca de un propio "católico" -que se considera él, vamos, como yo puedo decir que soy guapísimo y que no tengo “agüela”, claro, faltaría más- tan al uso en la actualidad cuando consideran estas pobres almas de cántaro que la Iglesia no se adapta a esta moderna sociedad sin Dios que están consiguiendo imponer todas las fuerzas progresiacas desde la “Ilustración” –que también es un decir- hasta hoy, y que no esconde sino el tratar de eliminar el influjo del Catolicismo –las otras confesiones cristianas y las demás religiones les trae sin cuidado a la progresía agnóstica o, mejor dicho, gnóstica y autodenominada como laica, por creerlas fácilmente dominables en su debido momento- influjo de la Iglesia Católica, digo, sobre la sociedad como mantenedora de la presencia de Dios revelado al Hombre entre los hombres y, sobre todo, estandarte –y aquí es donde les duele- del Iusnaturalismo –o el pensamiento de que existen principios inquebrantables por el hombre, que en el caso de los creyentes vienen dados por Dios, y que en el de los no creyentes constituyen principios morales intocables– frente al Iuspositivismo –o determinar que las leyes están hechas por el hombre, y lo mismo que ayer decían una cosa, mañana pueden decir otra y pasado la contraria si fuere preciso- propios del relativismo, materialismo, marxismo y demás cháchara con la que se manejan la piara de ingenieros sociales que gobierna hoy Occidente, el Mundo “Libre” (que sería pa’ jarterse de reír sino fuera tan trágico).







          
          Piden estos “católicos” más y más y más del famoso aggiornamento de los dos cegatos -mundana, social y políticamente hablando-, Papas Roncalli y Montini, a los que rogaremos a Santa María que interceda por ellos ante el Altísimo, porque me parece que les falta todavía unas cuantas vueltecitas por las llamas del Purgatorio para expiar tanta memez. Porque tal aggiornamento -empezando por el cacareado diálogo con el marxismo y terminando por el liberacionismo “teológico” revolucionario, después de contemplar todas las “nuevas realidades” sociales y confundir el Amor con las témporas hasta empercocharse del relativismo más ramplón- han terminado en una secularización individual y social brutal, una falta de vocaciones -que ha casi terminado con los principales Institutos religiosos y con el clero secular- para temblar, una caída en la Educación de raíz cristiana empobrecedora y, por último, la práctica existencia de una sociedad que “pasa” de Dios, no digamos de Cristo, Dios hecho Hombre para redimirnos del Pecado y su mensaje de Amor –pero primero, ojo, a Dios y, luego, al prójimo como a uno mismo; y que no hay Amor a Dios sin dar a los demás parte del Amos de Dios, vale; pero lo primero que hay que amar es a Él-. Y venga que dale estos pobres –inocentes, quiero creer- agentes del Maligno revestidos de la piel de cordero del “practicante” católico a embaularse todas las consignas y las formas del pensamiento único progresiacos. Y cuanto más se “adapta” la Iglesia, más leña que recibe. Y más culpan a la rigidez o corrupción de la Jerarquía estos bobalicones “católicos” la ruina del Catolicismo y el alejamiento de la gente de Dios. Y es precisamente justo lo contrario –aunque el razonamiento no sea el intuitivo propio de los niños o los simples- cuanto más aggiornamento, cuanto más se ha intentado “adaptar” a los “tiempos” la Iglesia, cuanta mayor renuncia a los principios de Magisterio y Doctrina, cuanto más ecumenismo de pandereta, cuanto más admitir lo inadmisible de las nuevas “realidades”, mayor secularización, mayor huida de la Iglesia, mayores críticas, menos practicantes, menos fervor, menos Dios.








          Y los dos muñequitos de pimpampún señalados por los medios progresiacos para que descarguen su ira estos “católicos” aggiornados son los dos Pontífices -SS. SS. Juan Pablo II y Benedicto XVI- que han puesto pie en pared contra la contaminación positivista, materialista y marxista periconciliar en la Iglesia Católica de manos de la Komintern (III Internacional o Internacional Comunista) de la antigua URSS. Ésta se llevó a cabo vía KGB y su criatura: el movimiento "católico" en la Polonia comunista “PAX”, a través del cual se infiltró –vía iglesia católica contestataria holandesa y, en la misma Roma, los medios de comunicación con IDOC- el pensamiento marxista a todo el Orbe Católico, incluida la Compañía de Jesús, prácticamente desmantelada desde el generalato del nefasto Prepósito Padre Arrupe. Con ello pensaban minar un dique de contención para el triunfo de la revolución y la dictadura del proletariado o, lo que es lo mismo, el triunfo del socialismo y la quiebra de las democracias “burguesas”, en una palabra: la extinción de las sociedades abiertas y la muerte de la Libertad, como algo propio de un individualismo intolerable y contrario al igualitarismo. Infiltración jaleada, además, por toda la prensa fabiana, progresiaca, igualitariómana –“pero conmigo, que soy de la crème, ni hablar; la igualdad para los proletarios”-, socialistófila y procomunista occidental -encabezada, ay, por la de Usa-, aparte de los millones de “tontos útiles” –según denominación de los propios soviéticos-, incluyendo miles de “intelectuales y artistas”, que secundaron los designios totalitarios y liberticidas del socialismo real en las democracias del mundo libre. Una contaminación, digo, asimilada por una parte importante de los cristianos católicos, incluida la jerarquía, de lo cual tendrán que rendir cuentas ante el Altísimo, pues no se trataba sino de un embate más del Maligno contra la Roca de Pedro, la Iglesia, la comunidad universal de cristianos  –católicos-, seguidores de Cristo. No perseguía la Komintern –vía infiltración y propaganda-, confiada en la bobaliconería y el buenismo de muchos –los más de poca instrucción, desinformados, de pensamiento intuitivo y simple-, aparte de los que siempre piensan sacar tajada, sino de persuadir a un buen número de cristianos de la necesidad de crear un “Reino terrenal” donde imperase la “justicia social” –vía socialismo, claro- aunque fuera al margen de Dios –se hacía a un lado su presencia para implicar a los no creyentes o poder implicarse con ellos, mejor dicho- y su promesa de reinado, el Reino de Dios, que no es de este mundo. Resumiendo: igualdad antes que libertad, a través de la “justicia social”. O lo que es lo mismo –pues siempre ha abocado a la misma situación-: triunfo del estado totalitario como administrador de la “justicia” igualitarista y consiguiente desaparición de la libertad individual o liberticidio.

          Y a pesar de la Caída del Muro de Berlín y del Comunismo Soviético, ahí siguen, dale que te pego -que no se lo perdonan- contra esa lumbrera de la intelectualidad, bendición del Paráclito o Divina Misericordia del Espíritu Santo, que no es otro que Benedicto XVI,  toda esa caterva de nuevos progresiacos socialistoides y comunistas que, orquestados y manejados solapadamente por sus nuevos patrones fabianos y masones –medios de comunicación mediante, de los que son dueños en una buena parte-, reciben el apoyo cómplice de tanto católico trasnochado y desnortado. El otro, el futuro santo, Juan Pablo II, es que los ha desbordado, pero bien que intentaron desprestigiarlo en su momento hasta verse superados por la grandeza de sus actos. Y ahora –por supuesto que tomando interesadamente el rábano por las hojas- venga a jalear un día tras otro ciertas “cosas” –por ser piadoso- del Papa Francisco. Todo sea contra el catolicismo, el cristianismo, o la religiosidad, la moral y la ética como valladares del relativismo, o el iusnaturalismo –que no es sino la aceptación de que hay normas que el hombre no es quién para modificarlas, en contra de las ideas positivistas, engendradoras de la ingeniería social que padecemos de manos de la casta y las “élites” que nos manejan- en pro de este lento suicidio de Occidente, a base de rechazar la raíz de su escala de valores y de su concepción del hombre, que no es otra que la cultura grecorromana y la religiosidad judeocristiana, de la agonía, en conclusión, de nuestra Libertad.  










          Y venga a tratar a la Iglesia como a la carcundia y como a una panda de oscurantistas y retrógrados. Venga a ningunear intelectualmente a la Teología y los pensadores cristianos. Que ahora que la Iglesia no tiene poder temporal, con libertad de culto y creencias, la religión, en particular la católica que predica el Amor de Dios, el amor al prójimo y la salvación por las obras –no sólo por la fe, Gracia mediante, en contra de la aberración luterana- representa un bien para vivir en Libertad a creyentes y no creyentes, generadora de moral y respeto mutuo, de caritativa –amorosa- solidaridad, a más de consuelo de menesterosos y freno de poderosos. ¡Que no es ni la Iglesia ni el Papa, imbéciles! 





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